La Harley-Davidson Sportster fue concebida como uno de los modelos más revolucionarios en la historia de la marca. Desde Milwaukee comprendieron que tenían que hacer para adaptarse a los nuevos tiempos y por ello, cuando decidieron ir un paso más allá presentando la Harley-Davidson XL 1200S Sportster Sport, consiguieron que los más nostálgicos de la firma americana volviesen a esa era dorada, recuperando la esencia de esa moto que de alguna manera devolviera la ilusión por las dos ruedas a esos usuarios más clásicos.
Con esfuerzo y sacrificio, pero con mucha pasión, consiguieron que la marca volviera a estar en boca de todos, más allá de sus precios desorbitados. Consiguieron que el alma de la moto estuviese de nuevo presente y eso, para muchos usuarios, es vital en una moto, más todavía si se trataba de una que presumía de apellido “Sport”.
Este modelo heredaba el bastidor y el motor de la XL 1200S Sportster, pero le aportaba ese toque agresivo que habían perdido en el pasado, todo ello sin perder ni ápice del par que tanto caracteriza a los motores Harley. En este caso, nos encontrábamos con un motor de 4 tiempos con dos cilindros en V a 45º con refrigeración por aire, una configuración clásica de la firma yankee y que, por cierto, es la culpable, en parte, de su famoso sonido.
Su aspecto diferenciador se encontraba en la posición a los mandos –entre otras cosas–, que tenía frente a sí un manillar mucho más bajo que su hermana, la XL 1200S Sportster, lo que ofrecía a los usuarios estar más relajados desde el inicio, adoptando una postura más deportiva y ergonómica, potenciando el uso aerodinámico del propio cuerpo.
Nada más ponerla en marcha, comprendías desde el inicio que era lo que le hacía diferente. En este caso, desde que engranabas la primera marcha veías que respondía bien en revoluciones bajas, con una simple “puntita” de gas se podía disfrutar de todas sus prestaciones. Todo ello se debía a un motor que estaba tratado con mimo, dándole más potencia a baja velocidad, que era en los rangos que se movían los usuarios más tradicionales. Y eso lo hacían sin lanzar una moto en la que hablasen los números de la ficha técnica, lo que permitía que las sensaciones de la propia moto hiciera que los mismos usuarios la recomendasen, que era en el fondo la mejor estrategia de marketing.
El chasis era tipo doble cuna en tubo de acero redondo, junto a una horquilla telescópica hidráulica de 144 mm de recorrido regulable y un doble amortiguador con botella de 80 mm y regulable en el tren trasero, todo ello, complementándose con un neumático delantero de 19” y uno trasero de 16”. Eso sí, no se lo pensaron dos veces en equipar de la mejor seguridad posible esta potente moto y es que introducían unos discos de frenos Brembo que estaban derivados del mundo de la competición.
Con ella, con la Harley-Davidson XL 1200 Sportster Sport, se establecieron los principios de una moto potente y rápida y sólida, aunque con un carácter dócil apto para esos nostálgicos que apostaban por un motor fluido, lo que te permitía disfrutar de toda su versatilidad y potencia, sintiéndote el verdadero rey o reina de la carretera.
Alejandro Delgado
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