Hasta 1988 los mayores logros del motociclismo español en el mundial se podían resumir en la figura de Ángel Nieto. Sin embargo, eso empezó a cambiar cuando en 1988 Sito Pons se proclamó por primera vez campeón del mundo de cuarto de litro a lomos de una Honda NSR 250. De esta manera, la lenta pero progresiva consolidación del motociclismo en la Península Ibérica iba dando sus frutos en el mundial, dando inicio a una prolífica saga de campeones de la cual participan Dani Pedrosa, Jorge Lorenzo o Marc Márquez.
Pero vayamos al inicio de la carrera de Sito Pons. Barcelonés nacido en 1959, este piloto destacó por primera vez en el panorama del mundial cuando en 1984 se hizo con la victoria en el Gran Premio de España usando una Cobas. No obstante, lejos de permanecer con monturas de fabricación nacional rápidamente dio el salto a las ampliamente dominantes Suzuki y Honda. De hecho, con esta segunda marca se puede decir que poco a poco fue escalando hacia la victoria en el cuarto de litro. Y es que, al fin y al cabo, en 1986 quedó segundo y en 1987 tercero. Dos revoloteos alrededor de la posición más alta, la cual acabó conquistando al tercer intento para revalidarlo una vez más en 1989.
Tras esto saltó a una mayor presencia en el medio litro, donde se había estrenado en 1985 a lomos de una Suzuki. No obstante, un terrible accidente donde acabó arrollado por Pierfrancesco Chili en el GP de Yugoslavia le hizo pasar a labores de dirección deportiva dejando tras de sí múltiples costillas dañadas. De todos modos, aquí Sito Pons demostró ser un excelente hombre de equipo, sabiendo liderar la carrera de Alex Crivillé. Algo que demuestra cómo los mejores deportistas no son aquellos que únicamente dominan en la competición, sino especialmente aquellos que saben madurar y gestionar la logística que cualquier competición de equipo exige.
Tras la época de Ángel Nieto, pilotos como Sito Pons contribuyeron a generar una ampliación de la presencia española en el mundial, algo a lo que contribuyeron decisivamente sus victorias en el mundial de cuarto de litro en 1988 y 1989
Honda NSR 250, la montura ganadora de Sito Pons
Con un bicilíndrico a 90º, la Honda NSR 250 se alimentaba con dos carburadores de aluminio para dar su mayor empuje – 80CV – pasadas las 12.000 vueltas aunque desde las 8.000 éste ya era considerable. De esta manera, la montura contaba con una banda de potencia bastante ancha, pudiendo jugar con el acelerador sin tener que ir escrupulosamente pendiente del régimen. Todo ello rematado con la principal innovación de la Honda NSR 250: la válvula de escape gestionada por un motor eléctrico.
Respecto al peso, hay que indicar que este apartado fue fundamental en el desarrollo de la Honda NSR 250. Y es que la marca japonesa prefirió obtener mejores resultados aquí – y en la manejabilidad – que en la potencia, haciendo de esta una motocicleta muy efectiva en trazados revirados. De hecho, comprobando crónicas de la época resulta llamativo comprobar cómo algunas veces la NSR 250 marcaba mejores registros en el crono que la NSR 500.
Algo que se puede ver de forma explícita en lo referido a algunos de los circuitos donde Honda desarrollaba sus modelos, como pueden ser Suzuka o Sugo. Como problema principal, parece ser que el desigual reparto de pesos cargaba en exceso la delantera, haciendo que se derrapase demasiado a la salida de las curvas.
Gracias a la apuesta por la agilidad y la manejabilidad, esta moto de cuarto de litro marcaba en ciertos circuitos incluso mejores tiempos que su hermana mayor de medio litro
No obstante, si algo fue constante en la Honda NSR 250 desde su aparición fue la evolución de la misma. Gracias a ello, en 1989 también fue la responsable de la nueva victoria de Sito Pons. Además, durante sus cinco años sobre las pistas logró sumar cuatro títulos. Una excelente racha que hizo de Honda la marca dominante en el cuarto de litro durante buena parte de los años ochenta y comienzos de los noventa, alzando a la NSR 250 a la altura de verdadero icono entre los aficionados a esta categoría.
Miguel Sánchez
Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.COMENTARIOS