Rastreando los orígenes de motocicletas scrambler como la Norton P11 o la Triumph TR6C es fácil toparse con el mundo militar. Y es que sus diseños beben de todo lo aprendido por las empresas británicas durante la Segunda Guerra Mundial. Un trance histórico en el que no sólo los tanques y aviones fueron clave para el desarrollo de la contienda, sino también multitud de pequeños vehículos ligeros entre los que destacaron proyectos como la Indian 841. Un modelo que nació directamente del esfuerzo de guerra, siendo producto de un concurso abierto por el gobierno de los Estados Unidos de cara a crear una motocicleta con la que poder encarar a los batallones de fusilería nazis montados en sus BMW R75 y Zündapp KS 750.
No obstante, dado que la historia de la Indian 841 se inserta en un momento complejo lo mejor será ir por partes. Más aún cuando, como veremos, el resultado final es del todo inesperado. En este sentido, lo primero a reseñar es el comienzo de la campaña en el norte de África por parte de los fascistas italianos y los nazis alemanes. Un esfuerzo bélico que intentó asegurar esos territorios para las potencias del Eje a costa de los territorios coloniales franceses, haciendo una pinza a las potencias aliadas entre las invasiones en el continente y el despojarlas de retaguardia en África.
Todo ello usando la misma técnica con la que los nazis entraron en Bélgica, Francia, Polonia y otros tantos países durante los primeros meses de la Segunda Guerra Mundial: la Blitzreig o guerra relámpago. Una técnica devastadora, en la que tras una primera oleada de intensos bombardeos las fuerzas de infantería ocupan el territorio con gran velocidad gracias al uso masivo de diferentes vehículos. Así las cosas, las motocicletas fueron una pieza esencial, permitiendo una gran libertad de movimientos a miles de fusileros y dotaciones de infantería.
No pocas de las scrambler más icónicas de los años cincuenta y sesenta beben de todo lo aprendido en el desarrollo de motos militares durante la Segunda Guerra Mundial
Indian 841, un proyecto superado por algo imprevisto
Por ello, el ejército norteamericano demandó una motocicleta a la altura de las alemanas. Es más, incluso adaptada a las duras condiciones del norte de África, donde durante unos tres años se desarrolló una de las campañas más estratégicas de la contienda fuera de los límites de Europa. Debido a esto, en 1941 convocó un concurso público para escoger al modelo que iría al frente. Un concurso donde competirían Indian y Harley-Davidson. Rivales históricas en los circuitos que ahora lucharían por ganar el favor del gobierno.
Convocado el concurso, en 1941 los ingenieros de Indian y Harley-Davidson se pusieron manos a la obra en el diseño de las que serían sus respectivas armas de guerra. En el caso de Harley-Davidson el resultado fue la XA. Una evolución de la WLA a la que se añadió una transmisión por eje en vez de cadena. No obstante, en el caso de los de Indian el diseño fue mucho más elaborado, partiendo casi desde cero para crear a la Indian 841. Dotada de un nuevo motor bicilíndrico a 90º puesto de forma longitudinal en vez de transversal. Además, era capaz de funcionar con una compresión realmente baja.
De esta forma se podían usar incluso con combustible de muy mala calidad. Sin embargo, aunque todo pintaba muy bien para la Indian 841 finalmente el ejército no la encargó. No obstante, tampoco encargó la Harley-Davidson. De hecho, de la Indian sólo se fabricaron 1.000 unidades que luego serían vendidas a civiles. Las requeridas por las condiciones del concurso público para poder presentarse. Una situación que irremediablemente genera la duda de qué pasó con el concurso. ¿Quién lo ganó?
Las 1.000 unidades fabricadas como requisito para entrar al concurso público fueron vendidas a civiles, quienes las personalizaron para darles una estética más refinada que el espartano carácter con el cual fueron creadas
Pues hay que decir que ninguna motocicleta. En realidad, con la irrupción del Jeep Willys el ejército americano encontró al vehículo perfecto para el desplazamiento rápido de tropas ligeras. Más aun si tenemos en cuenta la facilidad con la que se monta este modelo, el cual era enviado en cajas al frente de batalla pudiendo ser ensamblado en cuestión de unos minutos por cualquier equipo de soldados diestros en la materia. Sin duda un automóvil que marcó un antes y un después en lo que se refiere a vehículos militares, relegando a las motocicletas al olvido como medio de transporte en los campos de batalla.
Miguel Sánchez
Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.COMENTARIOS