La moto de hoy no es una moto cualquiera. De hecho, nunca se encontró a la venta, pues de la moto original poco quedaba. Se trata de la Indian Twin Scout de Burt Munro, un neozelandés muy cabezota que se jugó el tipo para conseguir el récord de velocidad en 1962, 1966 y 1967.
La base de la moto que veis en la foto de cabecera es la Indian Twin Scout de 1920, diseñada por Charles Franklin, que lleva un motor de 606 cm3 y que rendía alrededor de los 15 CV, contando con válvulas laterales y la transmisión atornillada al bloque motor. Este sistema ofrecía bastantes ventajas, ya que el mantenimiento era mucho menor -detalle importante, ya que Indian era suministrador de motocicletas del ejército de Estados Unidos-. Equipaba un único freno trasero y la transmisión era obviamente por cadena a la rueda trasera.
¿Quién pensaría que esta moto era una buena base para batir el récord mundial de velocidad? La respuesta es Burt Munro. Este neozelandés amaba su Indian Twin Scout por encima de todas las cosas, así que se propuso batir el récord con ella. Puesto que no tenía mucho presupuesto y todo salía de su bolsillo, comenzó a modificarla para que ganase potencia. Todas las piezas las hacía a mano, y empleaba utensilios cotidianos donde se podía. Un ejemplo perfecto de pensamiento lateral.
Munro no se olvidó de la aerodinámica, así que diseñó, fabricó y montó una carcasa para su Indian modificada, de manera que el viento ofreciese menos resistencia a alta velocidad. Viajó con su moto hasta el desierto salado de Bonneville, en Estados Unidos, la única superficie plana con suficiente extensión como para alcanzar una gran velocidad y parar sin frenos. Munro afinó todos los detalles, aumentó la cilindrada, fabricó a mano los cilindros, incluso le quitó goma a los neumáticos con un cuchillo para restar peso y así ganar velocidad.
El resultado: tres récords de velocidad. En 1962 alcanzó 288,026 km/h, en la clase de 880 cm3; en 1966 alcanzó 270,476 km/h en la clase de 1.000 cm3 y en 1967, a la edad de 68 años, logró mayor velocidad que en los dos anteriores, con 295,453 km/h en 1.000 cm3, consiguiendo tres récords mundiales.
Si queréis ver de la manera más próxima posible como consiguió esta hazaña, os recomiendo una película de 2006 protagonizada por Anthony Hopkins (Burt Munro), donde se relata toda su historia. La película se llama originalmente “The World’s Fastest Indian“, pero en España tienen la extraña manía de rebautizar las películas, así que se llamó “Burt Munro: un sueño, una leyenda”. Me levanto de la silla y aplaudo: ¡Grande Burt Munro!
Pablo Mayo
Ingeniero de profesión, la mayor pasión de mi vida son los coches, y ahora también las motos. El olor a aceite, gasolina, neumático...hace que todos mis sentidos despierten. Embarcado en esta nueva aventura, espero que llegue a buen puerto con vuestra ayuda. Gracias por estar ahí.COMENTARIOS