Si estás pensando en una deportiva “gorda” puede que te falte el dinero o la experiencia para domarla. Como todo tiene que tener un principio, en el segmento de 125 cc hay varias ofertas de motos de ínfulas deportivas pero con motores que se pueden conducir legalmente desde los 16 años con el A1 o con 21 años con el carné B. Las japonesas y europeas de marca reputada rondan los 5.000 euros.
Por debajo tenemos ofertas como Daelim Roadwin 125 R, Hyosung GT 125 R Pro Comet o la Honda CBR 125 R, en una horquilla desde casi 3.000 hasta 3.500. En ese hueco se ha colado la MITT 125 GP, que es la propuesta más racing de la nueva marca española. MITT viene de la mano de Jets Marivent, empresa que tiene 30 años de experiencia en distribución. Haciendo un símil, es lo mismo que Motor Bordoy hizo con Macbor, crear su propia marca y fabricar en China.
La primera vez que vi la 125 GP tuve la misma sensación que muchos otros: esto no parece ni de coña una moto de octavo de litro. Aunque se tenga el ojo entrenado para diferenciar una 125 disfrazada de una moto más grande, la 125 GP no lo pone tan fácil. El chasis tubular es de verdad, con un color verde que recuerda demasiado a Kawasaki. Por sus dimensiones (2,05 metros de largo, 0,72 de ancho y 1,15 de alto) parece una moto más potente de lo que es. Casi clava las cotas de la Ninja 650.
Las fotos corresponden a la edición especial Limited Carbono -con un precio 200 euros más alto-, con un acabado que recuerda muchísimo a la fibra de carbono de verdad, solo que con este abanico de precios es completamente imposible ofrecer algo así. No obstante sigue siendo una moto muy ligera, 159 kg en vacío. Es una pena que el motor monocilíndrico no esté apretado al máximo de la categoría (11 kW), las tentaciones de subirle la potencia serán enormes.
La MITT 125 GP se conforma con 11,4 CV (8,5 kW) a 9.500 RPM y un par máximo de 9,6 Nm a 6.500 RPM. Cuenta con inyección Delphi, refrigeración líquida y una relación de compresión tirando a alta, 11:1. La parte ciclo parece evidentemente sobredimensionada, con doble disco delantero de freno con dos pistones y un disco trasero mordido también por dos pistones. En vez de ABS utiliza un sistema CBS con el pedal de freno para repartir la fuerza de frenado, que no parece excesiva según algunos probadores.
El neumático delantero es un 110/70 R17 y el trasero un 150/70 R17, visualmente quedan mucho mejor que algunas 125 que se notan a la legua que son 125 por su estrechez. No en esta moto. Otros detalles que son de flipar con la horquilla invertida y el basculante trasero de aluminio, hasta la salida de escape llama la atención. Varios elementos de su diseño nos recuerdan a motos que quintuplican -o más- su precio.
A pesar de su condición de deportiva no pretende ser una tortura para su jinete. La postura de conducción es más típica de una naked, sin tener que flexionar excesivamente el cuerpo ni fusionar las costillas con el asiento de 13,5 litros, el secreto está en los semimanillares, están más altos de lo habitual. El asiento queda a 760 mm del suelo, el chasis a 150 mm. Como el colín queda alto, subir no es tan fácil para jinetes de talla media o inferior. El pasajero no tiene dónde agarrarse.
La instrumentación combina una aguja para marcar las revoluciones -tarado hasta 13.000 RPM- y el resto se presenta en una pantalla LCD monocromo con fondo azul. La iluminación integral en LED es otro de sus atractivos.
La verdad es que por 3.199 euros poco más se puede pedir, al menos hablando de motos de primera mano. Creo que ningún motero ha salido del útero con maestría para llevar una tetracilíndrica explosiva sin haber pasado antes por motos más humildes en precio o potencia, luego la MITT 125 GP tiene una función evidente: terminar de cocinar a los quemados. No es una “R” pura, más bien es una sport-turismo.
Lo que está claro es que es todo un caramelo para los más jóvenes o los que quieran moverse por la urbe con una moto estéticamente rompedora sin los quebraderos de cabeza que supone mantener una “R” más cara y potente.
Javier Costas
Me gustan los coches desde que tengo uso de razón (o antes), las motos siempre me han inspirado mucho respeto, y sin saber cómo, ya me han enganchado.COMENTARIOS