Moto del día: Montesa Cota 315R Takahisa Fujinami

Moto del día: Montesa Cota 315R Takahisa Fujinami

Takahisa Fujinami se convirtió en un hombre clave para el equipo Montesa de Trial, conjurando así el destino de no pocos compatriotas en el mundo de la moto deportiva.


Tiempo de lectura: 5 min.

Al pensar en Takahisa Fujinami resulta imposible no pensar en la historia. Y es que, tanto en los mundiales de velocidad como en los relativos a diversas ramas del Off-Road, el motociclismo de competición vive una paradoja severa en relación a los pilotos japoneses. No en vano, aunque los fabricantes nipones son dominantes en no pocas especialidades del mismo, quienes llevan sus máquinas no suelen provenir del mismo país. De hecho, esto comenzó a ser muy visible desde comienzos de los años sesenta, cuando marcas como Yamaha o Suzuki desembarcaron en el Mundial de Velocidad con la misma rapidez con la que se desembarazaron de sus pilotos locales.

Así las cosas, aunque en 1961 podíamos encontrar en las escuadras niponas nombres como el de Fumio Ito – quien llegó a quedar tercero en el Mundial de 250 como parte del equipo oficial de Yamaha – poco después toda la parrilla de salida estaba dominada por pilotos occidentales. Y es que, al fin y al cabo, los fabricantes japoneses cayeron rápidamente en la conciencia de un problema inherente a contratar pilotos compatriotas. Hablamos del desconocimiento de los mismos en referencia a los trazados del Mundial, viéndose por tanto ampliamente rebasados por los ingleses, italianos, alemanes o belgas mucho más adaptados al terreno. Al menos hace más de medio siglo claro está.

Es más, esto se vio con especial crudeza al analizar el desembarco de marcas como Honda en el icónico TT de la Isla de Man. Competición donde el primer japonés se había estrenado en 1930 – Kendo Tada, invitado por la marca Velocette llevando una KTT con 348 centímetros cúbicos – aunque, con el tiempo, los pilotos de esta nacionalidad no crecieron en número parejo al de las motocicletas con la misma procedencia. Obviamente existieron excepciones como la de Takazumi Katayama. Primer piloto japonés en ganar una temporada del Mundial. En su caso la de 1977 en la categoría de 350 centímetros cúbicos. Realmente meritorio aunque, al tiempo, absolutamente insuficiente de cara a nivelar la gran injusticia sufrida por la cantera japonesa. La cual, viendo cómo tenía a los mejores fabricantes, apenas sintió el respaldo de los mismos a través de sus escuadras oficiales.

Revisando la historia de Montesa, en 1978 encontramos el precedente más claro a la incorporación de Fujinami gracias a la actuación firmada por Torao Suzuki como piloto oficial de la casa catalana en el Mundial de Motocross

Montesa Cota 315R Takahisa Fujinami, ganando el Mundial del 2004

A pesar de las dificultades, los pilotos japoneses se abrieron huecos en todas las ramas del motociclismo deportivo. De hecho, repasando la historia de Montesa en el Mundial de Motocross llama la atención el octavo puesto logrado por Torao Suzuki en la categoría de 250 durante la temporada de 1978. Algo que logró a lomos de una Cappra siendo piloto oficial de la casa catalana; adonde llegó por intercesión del importador belga de la misma tras haber participado con Yamaha en el Mundial e, incluso, haberse arriesgado a ir por libre con una Suzuki de serie en la temporada de 1977.

Sin duda, todo un carácter el de Torao Suzuki, quien además cosechó los mayores éxitos en la escena japonesa relativa al Motocross. De hecho, gracias a algunas actuaciones en el Circuito del Vallès se labró el aprecio de la afición local. Eso sí, viendo con decepción cómo Montesa no le renovaba el contrato por un segundo año. Y es que, al fin y al cabo, la casa catalana ya comenzaba sus peores años en lo financiero – no así en lo deportivo, logrando su primer Mundial de Trial gracias a Ulf Karlson en 1980 – hasta acabar plenamente absorbida por Honda en 1986.

No obstante, dada la excelente historia interpretada por las Cota desde 1968 con el estreno de la 247, la casa japonesa tuvo el tacto y el acierto suficientes como para preservar la presencia de esta saga en aquel nuevo periodo. De esta manera, la desaparición de Montesa como empresa autónoma no significó el final para sus días de éxitos en el Trial. Más bien todo lo contrario, ya que bajo el paraguas de Honda las Cota se han hecho con un apabullante dominio de la especialidad gracias a Toni Bou y su equipo.

montesa cota 315R (1)

Conocido como “Fujigas”, este apodo le vino por la fuerza con la que afrontaba obstáculos de todo tipo, manejando con éxito y de una forma bastante espectacular las arrancadas de su motocicleta

Además, en esta historia también han brillado nombres como el de Laila Sanz, Marc Colomer, Dougie Lampkin o Takahisa Fujinami. Ganando títulos mundiales diversos a lomos de la Montesa Cota 315R. Una de las mejores generaciones en la historia de esta saga de trialeras, en activo desde 1996 hasta 2004 con un chasis de doble cuna en aluminio afinado por Antonio Cobas donde se montaba el último monocilíndrico de dos tiempos en la saga antes de ser sustituido por las mecánicas con cuatro tiempos de la 4RT presentada en 2005. Sobre ella, Takahisa Fujinami – conocido por la afición como “Fujigas” debido a su intrépida forma de dar gas a la motocicleta controlando la fuerza de su reacción con maniobras realmente espectaculares – se hizo con el Mundial Outdoor del 2004 ganando seis citas del mismo. Además, tras aquello se quedó en Cataluña trabajando en el equipo de Montesa. En suma, un hombre de equipo que, gracias a sus habilidades, conjuró el destino que parece acompañar a los pilotos japoneses desde los años sesenta. Sin duda, un referente para quienes deseen seguir sus pasos.

P.D. Aunque el Mundial del 2004 lo disputó sobre una Cota 315R, al hacerlo en el equipo oficial de Honda en no pocos listados este éxito no se relaciona con el nombre de Montesa. Este dato hay que tenerlo en cuenta al consultar ciertas tablas.

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Miguel Sánchez

Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.

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