Moto del día: Montesa Enduro 250

Moto del día: Montesa Enduro 250

Cuando se lanzó en 1974 la Enduro 250 representó la apuesta de Montesa por iniciar una saga exitosa en lo relacionado con el Todo Terreno.


Tiempo de lectura: 3 min.

Durante los años sesenta el sector de la motocicleta en España vivió uno de sus reajustes más importantes. Un proceso complejo y diverso en el cual, mientras muchas pequeñas empresas enfocadas en las turismo con 125 centímetros cúbicos se iban quedando por el camino, otras marcas más emprendedoras y visionarias alcanzaban altos índices de ventas ya fuera en el mercado local o el del exportación. En este sentido, al tiempo que Derbi se enfocaba con acierto en los ciclomotores, fabricantes como Montesa, Bultaco u OSSA decidieron apostar por el Off-Road en el prometedor ámbito estadounidense.

Y sí, acertaron. De hecho, mientras Montesa pasaba de 3 a 350 puntos de venta en muy poco tiempo gracias a los contactos realizados por Kim Kimball, OSSA ya estaba dedicando las tres cuartas partes de su producción a los Estados Unidos antes de acabar la década de los sesenta. Un proceso en el cual fue determinante la información suministrada por los importadores, capaces de leer las necesidades y modas creadas en sus propios mercados a fin de informar sobre cómo se habrían de plantear las gamas en temporadas venideras.

De esta manera, en 1965 se ensamblaron por petición expresa de Kim Kimball las primeras Montesa Enduro. Basadas en la Impala Sport 175, éstas se concibieron como monturas polivalentes que, a partir de una base turismo, incorporaban multitud de elementos responsables de hacerlas capaces de ir con garantías por pistas de tierra. En suma, una definición tan primitiva como efectiva de lo que pasaría a conocerse como Todo Terreno. A partir de aquí, aquello quedó en manos de otros modelos como el King Scorpion. No obstante, en 1974 Montesa rescataba el término Enduro con su 250. La base de la que, a la larga, iba a ser una de las sagas esenciales en la etapa final de la casa catalana.

En 1965 Montesa ya había utilizado la denominación Enduro para una motocicleta que apostaba por un uso polivalente para el mercado estadounidense

Montesa Enduro 250, el inicio de una saga reseñable

En 1967 Montesa asentó su apuesta por el Motocross gracias al lanzamiento de la saga Cappra. Evidentemente diferenciada de La Cross 66, la primera versión de esta motocicleta vino marcada por la incorporación de un motor monocilíndrico de dos tiempos con 250 centímetros cúbicos. A partir de aquí el cubicaje incluso llegó hasta los 360 centímetros cúbicos apostando por el éxito en las carreras -especialmente en el Mundial- como mejor baza publicitaria.

De hecho, en años como 1972 se dieron actuaciones de cierta importancia en las pistas de competición, asentando a Montesa como una referencia en esta especialidad junto a OSSA y Bultaco. Asimismo, en 1973 se lanzaron al mercado réplicas de la motocicleta utilizada por el piloto oficial Pekka Vehkonen en el Mundial; seguidas, a los pocos meses, por la versión VRS Still Better. Básicamente la antes comentada pero con un depósito de combustible aún más grande. Una máquina esencial para la correcta comprensión de la Enduro 250 pues, al fin y al cabo, se basó en ella.

montesa enduro 250 (2)

Gracias a la Enduro 250 Montesa pasaba a tener una saga enfocada en exclusiva al segmento del Todo Terreno en complemento a sus modelos creados por y para el Motocross

De esta manera, en 1974 la Montesa Enduro 250 venía a cubrir un importante nicho comercial basado en el Todo Terreno. Una apuesta de nicho que trascendía a las recurrentes Trail ya nacidas durante la década anterior. Respecto a la mecánica, se optó por un motor monocilíndrico con dos tiempos y 246 centímetros cúbicos para mover un total de 106 kilos en báscula. Todo ello con horquilla telescópica en el eje delantero y un sistema de amortiguación trasera con cinco posiciones. En fin, el inicio de una saga en producción hasta 1987 y que, poco a poco, iremos desgranando en esta sección.

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Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.

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