Ya desde su propio nombre comercial la Montesa Texas es una clara muestra de por dónde iban los caminos seguidos por determinadas empresas motociclistas españolas al entrar en los sesenta, mirando decididamente hacia el mercado norteamericano al perder terreno en el propio según aumentaba la venta de automóviles. Además, en los Estados Unidos las carreras sobre tierra gozaban de una gran popularidad, lo que redundaba en excelentes cuotas de mercado para las motocicletas de motocross y trail. Segmentos en los que Montesa había logrado entrar con fuerza en aquel país, gracias a la potente red con más de 350 puntos de venta creada por el consorcio donde participaron celebridades del motor como Dan Gurney o Steve McQueen.
Así las cosas, la creación de la Montesa Texas no se entiende más que dentro de la gran cantidad de variantes extraídas de la Impala. Lanzada tan sólo cuatro años antes, llegando al público la Texas en 1966 para estar en producción hasta 1971. Similar a la Impala en su mecánica de dos tiempos y un único cilindro, la Texas cambió especialmente en su apariencia al adaptarse al campo, contando con los típicos guardabarros, un manillar mucho más ancho para mejorar el manejo, el tubo de escape elevado, la plancha de refuerzo en el bajo y, claro está, los necesarios neumáticos de tacos.
No obstante también hubo modificaciones mecánicas buscando una mayor entrega de par a bajas vueltas frente a lograr la máxima velocidad a un régimen alto. Es decir, los ingenieros de Montesa adaptaron el motor a fin de que éste maximizase su potencial en las situaciones más comprometidas que suelen darse sobre tierra, teniendo que enfrentar cuestas con una inclinación muy pronunciada así como otros elementos donde la entrega de un par generoso desde el primer momento se hace más que necesaria.
La Texas fue una de las motocicletas básicas para entender la exitosa entrada de la marca en el mercado de los Estados Unidos
Montesa Texas, con dos motorizaciones
Respecto a las motorizaciones, la Montesa Texas se ofreció con dos opciones. Una de 175 centímetros cúbicos capaz de entregar 14 CV a 7.000 revoluciones por minuto y otra de cuarto de litro con hasta 21 CV. De hecho, esta opción más potente fue la base para el desarrollo de la Montesa Scorpion. Un modelo destinado de forma exclusiva al mercado norteamericano donde la marca ya asentaba la mayor parte de sus ventas, llegando a desatender a muchos de los posibles compradores residentes en la Península Ibérica.
En nombre de la ligereza, la Montesa Texas llevaba no pocas piezas literalmente agujereadas, intentando así reducir el peso en lo máximo posible para lograr una gran manejabilidad. De hecho, lo cierto es que según pruebas de la época esta montura se manejaba especialmente bien sobre asfalto, especialmente en las curvas. No en vano, a pesar de ser una motocicleta para tierra el recorrido de sus suspensiones no era especialmente generoso.
Otro dato más que invita a ver a la Montesa Texas como una montura especializada pero al tiempo muy versátil. De hecho, su velocidad máxima eran unos nada desdeñables 105 kilómetros por hora. Ímpetu que podía mejorarse si, como muchos aficionados, se trucaba la carburación. De esta manera, lo cierto es que la Montesa Texas fue una motocicleta perfecta para muchos que quisieron iniciarse en las competiciones todoterreno así como en el conocimiento técnico necesario para las mismas.
En aquellos años el mercado americano pedía bastantes unidades de este tipo de moto, siendo un acierto el haber apostado por las monturas de campo
Algo que, sin duda, hizo que nuestra protagonista quedase anclada en la memoria colectiva de no pocos seguidores de Montesa. Prueba de ello es la reciente presentación de una cafe racer realizada en Barcelona por Boxzero que, sobre la base de una Cota 4RT, rinde homenaje a la icónica Texas con una personalización totalmente artesanal. Un ejemplo más de cómo aquellas Montesa clásicas permearon en el mapa sentimental del motociclismo.
Miguel Sánchez
Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.COMENTARIOS