Moto del día: Moto Guzzi 850T

Moto del día: Moto Guzzi 850T

Perfecta para recorrer con gran fiabilidad y rapidez enormes distancias, la Moto Guzzi 850T fue un éxito necesario en el mercado estadounidense.


Tiempo de lectura: 3 min.

Fundada en 1921, Moto Guzzi ha llegado a ser una de las referencias históricas en el panorama mundial aun habiendo pasado por momentos de seria dificultad financiera. De hecho, varios de estos abocaron a la marca al punto de la desaparición, creándose una genealogía de propietarios e inversores realmente difícil de seguir por momentos.

Dicho esto, a comienzos de los años setenta la casa italiana se vio seriamente afectada -como todas las grandes referencias occidentales- por el auge del motociclismo nipón. Muy activo en el Mundial pero, al poco tiempo, también en los segmentos más populares, el Off-Road y, como se encargaron de demostrar sus “superbikes” pluricilíndricas, todo lo relativo al ámbito más prestacional del motociclismo de asfalto.

Así las cosas, en 1973 Moto Guzzi fue absorbida por el empresario Alejandro De Tomaso. Uno de los nombres clave de cara a entender el la industria italiana del motor durante el siglo XX pues, además de haber creado su propia marca de superdeportivos, éste llegó a dirigir empresas tan notables como la mismísima Maserati.

Llegados a este punto la reactivación de las ventas en el lucrativo mercado estadounidense resultaba fundamental. Un hecho para el cual la nueva dirección de Moto Guzzi decidió no arriesgar en absoluto, yendo a tiro hecho con un diseño potente, robusto, capaz de cubrir amplias distancias con absoluta comodidad y, además dotado de un carácter fiable casi a prueba de bombas.

Con estas coordenadas sobre la mesa los técnicos de la marca lanzaron al mercado en 1973 la 850T. Para empezar, ésta utilizaba un chasis diseñado poco antes por el ingeniero Lino Tonti mediante el cual se lograba reducir el centro de gravedad sin por ello forzar una postura de conducción demasiado exigente. En suma, se trataba de un bastidor apto para muchos usos -de hecho se usó como punto de partida para modelos con diversas especializaciones- y, además, servía a la perfección de cara a crear el carácter Tourer del cual hace gala la 850T.

A comienzos de los años setenta Moto Guzzi debía recuperar ventas en el mercado estadounidense. Para ello la nueva dirección liderada por Alejandro De Tomaso preparó un modelo Tourer de altísima calidad en su fabricación

A partir de aquí el cómodo asiento y el amplio manillar sumaban puntos a favor de un uso sosegado a través de largas rutas por carreteras llanas. Precisamente, un tipo de uso ampliamente difundido entre buena parte de la afición estadounidense; ésa misma a la que Alejandro De Tomaso pretendía seducir de nuevo para mayor tranquilidad de su departamento contable.

Respecto al motor, éste partía de uno de los típicos bloques V2 de la marca -presentes desde tiempo atrás con refrigeración por aire y un ángulo de 90 grados junto a una transmisión por cardán al estilo de BMW- con 844,05 centímetros cúbicos y 68,5 CV 7.000 revoluciones por minuto. Todo ello con un cómodo encendido eléctrico -no tan frecuente incluso hablando ya de los años setenta- y, atención, un freno de disco delantero.

Todo ello con un peso total de 216 kilos. Y es que, como podemos intuir a partir de combinar estos datos, la Moto Guzzi 850T no buscaba un talante nervioso ni intrépido sino uno mucho más sosegado y potente en largos viajes. Si a eso se le suma una cómoda posición de las piernas -por cierto, muy al hilo del estilo estadounidense, con las mismas bien abiertas- tenemos una Tourer perfecta para el mercado americano.

De hecho ésta respondió muy bien allí en ventas; un hecho al que contribuyó que la mismísima patrulla de tráfico californiana equipase a sus agentes con este modelo en vez de con una nueva flota de unidades Harley-Davidson. Y es que, en fin, si lo que se quiere es devorar kilómetros con rapidez y fiabilidad nuestra protagonista es una excelente elección.

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Sobre mí

Miguel Sánchez

Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.

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