En 2001 aparece la versión naked de la Agusta F4 pero en este caso el ingenio de Massimo Tamburini no sólo despojaría a esta moto de sus vestiduras, sino que le daría su propia personalidad con un nada convencional faro oval, nuevos plásticos complementados con elementos fabricados en fibra de carbono y de un rediseñado colín cuyo asiento estaba construido para disfrutar a dúo. Se sustituirían los estilizados y artesanales escapes por un rediseñado sistema compuesto por dos silenciadores situados en el lado derecho, los cuales emitían un ronco y emocionante bramido. Era la MV Agusta F4 Brutale, cuya primeras entregas formaban pare de la llamada “Serie Oro”.
Como la moto de la que deriva, seguía montando el bastidor compuesto por una doble viga en celosía perimetral, construida por tubos de sección redonda de acero al cromomolibdeno y por dos pletinas realizadas en magnesio encargadas de alojar el eje del basculante. Las suspensiones multirregulables cuentan en el tren delantero con una horquilla invertida Showa de 50 mm de diámetro de barras, unidas por dos tijas, la superior realizada en aluminio y una inferior construida en magnesio que no sólo le otorgaba a la dirección una gran precisión por su gran rigidez estructural, sino que le confería cierto reclamo visual. Para la suspensión posterior, los técnicos recurrieron a un monoamortiguador Sachs conectado mediante un sistema progresivo de bieletas a un basculante monobrazo realizado también en magnesio y cuyo peso era solamente de 3 kg.
El equipo de frenos potente y dosificable fue desarrollado explícitamente para MV y constaba de dos discos de 310 mm para la rueda delantera, acompañados por dos pinzas Nissin de 6 pistones y de un único disco de 210 mm con pinza de 4 pistones y de la misma marca, para la rueda trasera.
En cuanto al propulsor, fruto del trabajo realizado por Cagiva y Ferrari, prácticamente sigue siendo el mismo tetracilíndrico transversal refrigerado por agua de 749 cc con doble árbol de levas en cabeza encargados de accionar las 4 válvulas con las que contaba cada cilindro. Estas estaban ubicadas en disposición radial para mejorar el flujo de gases por la cámara de combustión. Alimentado por una inyección Weber Marelli proporcionaba una potencia de 127 CV a 12.000 rpm y un par motor máximo de 75 Nm a 10.500 rpm que se transfería a través de un embrague multidisco en baño de aceite y de accionamiento hidráulico hacia una caja de cambios de seis relaciones. Ambos sistemas de tacto impecable.
De cara al funcionamiento del motor se retocó un poco la electrónica en la búsqueda de un comportamiento más agradable desde bajo régimen y con una zona media más llena. Aunque su corazón empezaba a latir en torno a las 2.000 rpm, era a partir de las 5.000 cuando empezaba a lucir su vigorosidad hasta llegar a las 9.000 rpm, momento en que surgía su mal genio haciendo que subiese de vueltas frenéticamente hasta las 13.000 rpm.
Aunque era una naked, la postura de conducción no se desviaba de los cánones deportivos, con unas estriberas regulables situadas un poco retrasadas y un manillar plano y estrecho, situado a una altura que se podría catalogar de baja. La heredada instrumentación contaba con un gran cuentarrevoluciones de fondo blanco y de varios testigos luminosos dedicados a avisar de problemas de batería, de presión de aceite motor, luz de cruce, luz larga, intermitentes, punto muerto y de llegada al límite de revoluciones. Estos últimos estaban situados en el marco superior de la pantalla de cristal líquido dedicada a informar de la velocidad, la temperatura del motor y de los kilómetros realizados.
Su comportamiento se podría calificar de ejemplar con una precisión direccional y un aplomo digno de una ciclística de primera, donde la rigidez de su chasis, su peso de 180 kg y la alta calidad de sus suspensiones dejaban claro que su mejor hábitat estaba en las reviradas carreteras de montaña, independientemente de las características del firme.
El afortunado cliente que quisiese adquirir una de las 300 unidades disponibles por entonces de esta Serie Oro, tenía que desembolsar la notable cifra de 37.000 €. Como su sobrenombre y su precio indicaba, era toda una joya de motocicleta, producto de la mente del gran Massimo Tamburini.
Javi Martín
Con 20 años no ponía ni una sola tilde y llegaba a cometer faltas como escribir 'hiba'. Algo digno de que me cortaran los dedos. Hoy, me gano un sueldo como redactor. ¡Las vueltas que da la vida! Si me vieran mis profesores del colegio o del instituto, la charla sería de órdago.COMENTARIOS