Una de las cuestiones más interesantes al analizar la gama de cualquier fabricante es ver cómo se cubren los nichos de mercado mixtos gracias a modelos capaces de hibridar diferentes características. Algo muy bien ilustrado por la OSSA Explorer de 1973. Una derivada de la Mick Andrews Replica con capacidad para ser más práctica y menos específica que ésta. Pero vayamos paso a paso. De esta manera, lo mejor será situarnos en 1971 y la aparición de la Mick Andrews Replica. O bueno, pensándolo mejor vamos a retroceder un poco más. Hasta 1967. Año en el que aparece la Pluma 230. Curiosamente una montura relativamente mixta, aunque más por desconocimiento que por voluntad. Veamos.
Para finales de los años sesenta OSSA ya se estaba iniciando de pleno en el mercado Off Road al tiempo que Eduard Giró y Santiago Herrero seguían con sus planes de perfilar la 250 Monocasco para ganar el Mundial. Un plan tristemente quebrado en 1970, cuando la muerte del segundo disputando el TT de la Isla de Man puso fin no sólo a este cometido, sino a la participación de la marca en los propios mundiales de velocidad. No obstante, volviendo a sus primeras creaciones Off Road hay que señalar cómo éstas aún no son diseños especializados. De hecho, muchos dirían – aunque sería discutible – que la Pluma 230 sigue pareciendo una de esas camperas derivadas de modelos de asfalto tan comunes a comienzos de los años sesenta.
Así las cosas, a finales de 1967 el genial piloto de Trial Mick Andrews entró en el equipo oficial de OSSA haciendo, además, gala de unas excelentes dotes para colaborar con los ingenieros. Fruto de ello fue la Pluma 250. Primer diseño verdaderamente de Trial lanzado por la marca catalana, a partir del cual se desarrollaron las unidades de competición con las que ganó el Mundial de Trial en 1971 y 1972. Fruto de ello fue la OSSA 250 Mick Andrews Replica, capaz de llevar a la producción en serie un diseño situado en lo más alto de la competición, siendo por tanto tan efectiva como especializada en su uso. Sin duda su mejor argumento a favor, aunque eso deje ciertos huecos por cubrir en la gama de la marca.
Cuando salió a la venta la OSSA Mick Andrews Replica la marca puso en el mercado una de las mejores monturas de Trial existentes, sin embargo necesitaba una opción un poco más versátil para completar la gama
OSSA Explorer, a medio camino entre el Trial y el Enduro
A comienzos de los años setenta, la práctica del Trial y el Motocross en Cataluña se había expandido tanto que no era raro tener que efectuar rescates de motociclistas caídos en medio de zonas rocosas con difícil acceso. De esta manera, para llegar a aquellas zonas frecuentadas por los deportistas del Trial, hacía falta una motocicleta polivalente con la que poder transportar un cierto equipo sin perjudicar la capacidad de acceder a terrenos complicados. Partiendo de esta base, en 1971 nació la Bultaco Alpina. Un híbrido entre el Enduro y el Trial que fue la montura perfecta para la unidad Moto-Alpina de la Cruz Roja.
No obstante, la Bultaco Alpina también fue ofrecida en los concesionarios, estableciéndose como la referencia a seguir en un nuevo nicho de mercado donde las motocicletas de Trial cedían en comodidad y amplitud de sillín de cara a poder circular por asfalto sin problemas e, incluso, realizar largas travesías camperas en las que ir alternando caminos o pistas forestales con tramos de rocas mucho más complicados. Y vaya, aquello fue un éxito. Un éxito que muchos sitúan entre los precedentes de las grandes motos de Raid, derivando en las ruteras con habilidades en terrenos muy diversos.
Llegados a este punto, OSSA vio en la Bultaco Alpina un claro camino a seguir. No en vano, el trabajo conjunto de Mick Andrews y Eduard Giró había logrado llegar a lo más alto del Trial, pero ahora los concesionarios también demandaban una versión algo más civilizada de la exitosa Mick Andrews Replica. Por ello, nada más fácil que coger a ésta como punto de partida e incorporarla algunos cambios de cara a hacerla más versátil.
Nacida como una respuesta a la Bultaco Alpina, junto con ella fue creando la base para un tipo de moto apta para largas rutas combinando tierra y asfalto
De esta manera, la OSSA Explorer contó con un depósito de mayor capacidad y un sillín más amplio y cómodo donde poder albergar dos traseros sin problemas. Respecto a la mecánica, no se tocó nada. Siguiendo con el monocilíndrico de dos tiempos y 244 centímetros cúbicos capaz de entregar 18 CV para mover sus 88 kilos manejando la caja de cambios con cinco velocidades. Eso sí, cuando la Mick Andrew Replica creció en cilindrada a 350 centímetros cúbicos durante 1975, la OSSA Explorer hizo lo mismo como buena derivada de ella. Todo para seguir produciéndose hasta 1978. Sin duda, un diseño adaptativo de lo más interesante.
Miguel Sánchez
Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.COMENTARIOS