El Peugeot Trekker apareció en 1998, pocunos años después de que se diera a conocer el Typhoon, un scooter que primero se vendió bajo el logo de Gilera, pero tras el enorme éxito, pasó a la gama de Piaggio. Vivió en una época en la cual, los ciclomotores eran los dueños y señores de la ciudad, y eran los responsables del mayor número de ventas del sector de las dos ruedas.
Con el Trekker, un modelo que cambió de nombre en el año 2001 por Peugeot TRK, la firma francesa buscaba poner en lizar un rival para el peculiar scooter italiano, y para ello, adoptaba algunas de sus características. Para empezar, el aspecto campero, con ruedas gordas y con mucho dibujo, suspensiones aparentemente largas, guardabarros más grandes y marcados… básicamente, los argumentos que los fabricantes imprimen a los scooter desde la llegada del Honda X-ADV y que, como se puede comprobar, no son ninguna novedad.
Aunque la guerra entre los scooter “de 50” era salvaje, el Peugeot Trekker era relativamente sencillo, una característica que compartía con otros modelos similares. No en balde, el segmento de los ciclomotores era ultracompetitivo y ofrecer siempre un precio asequible aseguraba un buen puñado de ventas.
El motor, como era costumbre entre los de su clase, era un monocilíndrico de 49 centímetros cúbicos “dos tiempos” refrigerado por aire y alimentado por carburador, cuya transmisión era un variador que trabajaba con un embrague de tipo centrífugo. Motorcillo que se montaba en un chasis de tubos de acero con una horquilla telescópica convencional y un amortiguador lateral para la rueda trasera –sujeto, como en otros modelos similares, a la carcasa de la transmisión–. El motor, por supuesto, era de tipo basculante, y rendía 4,2 CV.
También se ofreció con un motor de 100 centímetros cúbicos, que al igual que la versión de 50, tenía refrigeración por aire y alimentación por carburador. Como cabe esperar, era algo más potente y permitía un mayor rango de uso.
Uno de los detalles más interesantes del Peugeot Trekker, era su equipo de frenos. Se componía de un disco delantero y un tambor trasero, nada fuera de lo normal, pero escondía un sistema llamado “Synchro BRaking Concept”, un sistema de frenos combinados que, al accionar la maneta izquierda, actuaba sobre las dos ruedas.
Otra curiosidad fue la versión Trekker Metal-X, aparecida en 2002. Esta incluía un ordenador de a bordo, que ofrecía información relevante al motor, al combustible y a pequeños detalles que no era muy común entre los scooter de su tipo.
Javi Martín
Con 20 años no ponía ni una sola tilde y llegaba a cometer faltas como escribir 'hiba'. Algo digno de que me cortaran los dedos. Hoy, me gano un sueldo como redactor. ¡Las vueltas que da la vida! Si me vieran mis profesores del colegio o del instituto, la charla sería de órdago.COMENTARIOS