Hoy en día Royal Enfield es una de las marcas que más y mejor están explotando su historia para posicionarse en el mercado actual. En ese sentido, una de las intervenciones más destacadas ha sido el lanzamiento de la Interceptor 650 el pasado 2018. Un tributo expreso a la Royal Enfield Interceptor de 1960, la cual se alzó por derecho propio como uno de los modelos más interesantes de la marca al apostar por el pilotaje en pistas de tierra. Una especialización dirigida al mercado norteamericano. Objetivo de la empresa británica durante la época en la que las motocicletas japonesas aterrizaron de forma avasalladora en el Reino Unido.
Para ello, la Royal Enfield Interceptor se dispuso como la montura más rápida nunca antes creada por la firma nacida en 1901. Todo ello a partir de una versión potenciada del motor más potente de su gama. El bicilíndrico en vertical con 692 cm3 que hasta 1960 sólo se comercializaba en los Estados Unidos alimentado por dos carburadores y dotado de un cigüeñal aligerado. El corazón de la primera serie de una Interceptor casi experimental, de la cual se fabricaron poco más de 150 unidades antes de que en 1962 se presentase la llamada Serie 1. Primera de las cuatro evoluciones que le esperaban a la Royal Enfield Interceptor hasta su cese definitivo en 1970.
Ya sin usar como base el antiguo motor de 692 cm3, la Royal Enfield Interceptor Serie 1 estrenó el motor de 736 cm3 protagonista del resto de la saga. Suave pero potente, éste seguía teniendo dos carburadores para mover los 190 kilos de peso dados por la motocicleta. Un modelo creado para un nicho de mercado muy específico, teniendo en la mirilla a los clientes que en los Estados Unidos necesitaban monturas capaces de lucir cualidades para travesías fuera del asfalto. Segmento donde, curiosamente, triunfaban otras marcas británicas como Triumph o BSA. Eso sí, aún siendo muy populares para ello este uso era tan concreto que nunca disparó las ventas.
Cuando en 1960 se presentó este modelo se hizo con el ánimo de entrar en el mercado americano ofreciendo una montura adecuada para las travesías fuera de asfalto
Royal Enfield Interceptor, evolucionada constantemente a pesar de las bajas ventas
Lo curioso de la Royal Enfield Interceptor es que, a pesar de venderse muy pocas unidades, los ingenieros de la marca nunca se olvidaron de actualizarla constantemente. De esta manera, el cambio de motor dado en 1962 fue acompañado de un cárteres reforzados, encendido por bobina e incluso un nuevo asiento.
Con ello se aseguró una excelente fiabilidad, gracias a la cual la Interceptor 750 se asentó como uno de los modelos clave en la evolución de la Royal Enfield británica. Desaparecida en 1971 – un año después de clausurar la línea de montaje de la Interceptor – para dejar en solitario a la división india fundada en 1955. Matriz del actual renacer de la marca, siendo hoy en día una empresa con indicadores financieros al alza en sus ganancias.
Basadas en gran medida en el rescate de la personalidad histórica de sus modelos, aunque como en el caso de la Royal Enfield Interceptor sea uno de los modelos no sólo fabricados en el Reino Unido en vez de India sino incluso con el mercado americano como objetivo. Para 1967 la Interceptor recibió más mejoras. Especialmente en lo referido al cárter, el cual ahora se hacía húmedo para otorgar un mejor flujo de aceite al cigüeñal. Posteriormente, incluso se llegó a fabricar un prototipo de la nueva Royal Enfield Interceptor con un motor de 778 cm3.
Aunque nunca se vendió especialmente bien, la Interceptor no dejó de recibir actualizaciones incluso hasta pocos meses antes del cierre de la empresa en 1970
De haberse llevado a serie habría recibido el nombre de Interceptor 800, exhibiendo una potencia perfecta para una moto de ruta. No obstante, el motor no cayó del todo en desgracia, ya que tras la disolución de la Royal Enfield británica fue aprovechado para equipar a la Rickman Interceptor. Una cafe-racer de tirada corta que asumió buena parte de los casi 200 motores finalmente no montados en las Royal Enfield Interceptor de última serie que quedaron sin ensamblar.
Miguel Sánchez
Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.COMENTARIOS