La Moto Guzzi Audace es una de esas creaciones de nicho dentro de la firma del águila, que de por sí ya podría considerarse una marca de nicho, aunque sí tiene algunos productos bien conocidos como la saga V7, o más recientemente la Moto Guzzi V 85 TT. Sin embargo, nuestra protagonista de hoy, la Moto Guzzi Audace, forma parte de esos modelos estrafalarios, atípicos, raros de ver, que tanto suele frecuentar la casa del Lario.
La Moto Guzzi Audace nace como una variante diferente de la Moto Guzzi California 1400, la moto de turismo de la marca. Sobre la misma base mecánica y el mismo bastidor, los italianos empezaron a cambiar y quitar piezas aquí y allá para crear una cruiser, una muscle bike.
La Moto Guzzi Audace es una moto mucho más limpia, más pura de líneas que su hermana touring. Va a lo importante, y lo importante aquí es transmitir músculo y una imagen masiva, imponente, y vaya si lo consigue.
Y es que cuando la tienes delante te das cuenta de que esta moto es enorme en cotas, tanto de ancho como especialmente de largo. Lo mejor es que esta sensación no es puramente visual sino que va en plena sintonía con el tacto de su mecánica.
La Moto Guzzi Audace monta un masivo motor bicilíndrico en V longitudinal (marca de la casa) que en esta ocasión cubica 1.380 cm3 una auténtica barbaridad, ya no solo por la cilindrada, o por su potencia, que son “solo” 96 CV. Aquí el truco y la personalidad está en el par, y en cómo lo entrega esta moto. Estamos hablando de 120 Nm, que son muchos, pero lo mejor es que están disponibles desde solo 2.750 rpm.
Luego la mecánica se acaba “pronto”. La potencia máxima se alcanza a 6.000 vueltas y a partir de ahí cae en picado. Es un poco el mismo tacto de motor que os narraba en la prueba de la Moto Guzzi V9 Bobber Sport, solo que aquí aderezado con una sobredosis de cilindrada.
Todo esto se traduce en que la moto responde al puño derecho a la menor insinuación de tu muñeca, independientemente de la marcha que lleves engranada. Esta moto es un parte cuellos, esa primera patada es sencillamente masiva, aunque luego se vaya desinflando.
Por lo demás tenemos una moto que pesa sus buenos 300 kilos, y es que tanto el tamaño del conjunto como del bloque motor se cobran su peaje. A mayores, tenemos el clásico eje cardán de moto Guzzi para llevar el giro a la rueda trasera, un neumático que si cabe es incluso más masivo que el motor gracias a sus 200 mm de ancho. Toda una apisonadora.
El resto de la moto llamaba la atención por una calidad en los detalles y en los materiales muy cuidada, típica de la marca, y un paquete electrónico que hoy en día nos puede parecer habitual, pero que en 2015 cuando comenzó a venderse el modelo era bastante novedoso al incluir acelerador electrónico, mapas de potencia, control de tracción y ABS.
Gonzalo Lara Camarón
Ingeniero de software a tiempo completo y apasionado del motor en mis ratos libres. Los coches me gustan desde que tengo memoria, pero fue descubrir las motos y la “enfermedad” fue a peor. Mi sueño es recorrer todos los rincones del mundo sobre dos ruedas.COMENTARIOS