Echando un vistazo a la evolución de la gama presentada por Sanglas durante los años setenta, llama la atención la llegada de la Sanglas 500S en 1976 y cómo esto llevo a una necesaria adaptación comercial de la saga 400. Pero vayamos por partes pues, no en vano, con la 500S no estamos hablando de un modelo más entre los muchos presentes en la historia de esta casa fundada en los años cuarenta. Sino, verdaderamente, de uno de sus mayores topes de gama. Todo un icono no sólo para los aficionados a la marca sino, en general, para todo el motociclismo ibérico.
Así las cosas, lo mejor será posicionarnos en 1964. Año en el que vio la luz la primera Sanglas 400. Caracterizada por su monocilíndrico de cuatro tiempos y 422 centímetros cúbicos, esta turismo sirvió no sólo para seguir presente en los segmentos más altos de la producción nacional, sino también para seguir cosechando amplios pedidos a cargo de la administración pública gracias a sus variantes Servicio Oficial. Además, con ella se ponía la primera piedra en una de las sagas más exitosas en la historia de Sanglas, siendo la que diera cobijo a sus tope de gama hasta 1976.
Un año muy importante pues es justo cuando, en el Salón de Barcelona, se produce la reestructuración de gama a la que hacíamos referencia. No en vano, se presentaba a la 400F junto a la 500S. Para empezar, la primera era la cuarta y última actualización en la historia de las 400. Dotada de suspensiones a la orden de los tiempos, en ella se habían solucionado los problemas de fiabilidad derivados del arranque eléctrico instalado en la 400E de 1973. Además, respecto a sus antecesoras el caballaje pasaba de los 30 CV a los 25 CV a fin de entregar un comportamiento más suave y llevadero. Un paso atrás en materia de potencia que, desde el punto de vista comercial, se explica por la llegada de la 500S. La nueva y flamante tope de gama.
Tras años retirada de la cilindrada del medio litro, Sanglas desarrolló el monocilíndrico de sus 400 para ser así el propulsor de su nueva tope de gama
Sanglas 500S, el reencuentro con el medio litro
Aunque siempre se suele asociar a Sanglas con las cilindradas más generosas, lo cierto es que la casa barcelonesa había abandonado el segmento del medio litro en 1963. Año en el que fueron producidas las últimas unidades de la 500/3. Una de sus sempiternas monocilíndricas con cuatro tiempos, capaz de entregar 25 CV gracias a los 497 centímetros cúbicos de su motor con carrera larga.
A decir verdad, un tipo de diseño totalmente superado por las 400. Caracterizadas por sus cilindros cuasi cuadrados con 82,5 x 79 milímetros. A partir de aquí, las 400 fueron suficientes para cubrir la parte más exclusiva del catálogo en Sanglas. Sin embargo, a mediados de los años setenta se hacía necesaria la creación de una nueva familia prestacional a fin de llamar la atención en los mercados extranjeros. La anhelada y perseguida tabla de salvación para la quebrada contabilidad de la empresa.
Llegados a este punto, en 1976 la Sanglas 500S vino a sustituir a la 400E en el tope de gama. Eso sí, lejos de lo representado en el paso de las 500 a las 400 durante la década anterior, aquí no se optó por un completo rediseño del motor. Lejos de ello, la Sanglas 500S no deja de ser una evolución de la motocicleta a la que da sustitución. Optando también por un motor monocilíndrico tan sólo un poco menos cuadrado, dejando aquí sus medidas en 89,5 x 79 milímetros para rendir 35 CV gracias a una cilindrada de 496 centímetros cúbicos.
Pensada para triunfar en la exportación, desgraciadamente este modelo se encontró con una situación financiera que no pudo aupar su comercialización adecuadamente
Con todo ello, la Sanglas 500S azuzó bastante la comercialización de la marca en el extranjero, coincidiendo con la creación de una mejorada red de distribuidores por casi toda Europa a excepción del Reino Unido. No obstante, en aquellos mismos momentos la sociedad bancaria Prodinsa estaba haciendo su entrada en el capital de Sanglas. Algo que marcó la definitiva deriva a la baja de la histórica casa barcelonesa, ya no gestionada por apasionados del motociclismo sino por fríos técnicos financieros a la búsqueda de rentabilidad inmediata aunque ésta, en última instancia, significara poner la empresa en bandeja al capital japonés. En fin, unos tiempos sombríos en los que, sin embargo, Sanglas siguió innovando con proyectos tan interesantes como su monocilíndrico con 750 centímetros cúbicos o la propia continuación de la saga 500 inaugurada por nuestra protagonista de hoy.
Miguel Sánchez
Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.COMENTARIOS