Si bien es cierto que hoy en día existen todavía motocicletas de dos tiempos, estas se limitan a la práctica de motocross o enduro. Con la adopción de la inyección electrónica y mucho trabajo han sido capaces de mantener controladas las emisiones. Pero parece inconcebible que nadie lance una moto de carreras de dos tiempos. Bueno, tenemos el proyecto de la Duecinquanta y también estuvo la Ronax 500, pero quizás la más impresionante apareció hace cinco años y tenía por nombre Suter MMX 500.
Fue concebida no hace demasiado, en 2015, y como os podréis imaginar por el nombre, detrás se encuentra la empresa de ingeniería suiza Suter, responsable de multitud de motos de competición así como piezas de aftermarket para mejora del rendimiento. Seguramente un invierno, con nieve en las carreteras y sin poder salir en moto se dijeron: “oye, ¿por qué no hacemos una moto de carreras pero como las de antes, de dos tiempos? Sujétame el tazón de chocolate…”
La Suter MMX 500 no podía surgir de la nada, o al menos su motor, y por ello tomaron como punto de partida el propulsor V4 de dos tiempos que desarrolló para las Swissauto/MuZ500 que compitieron en el Campeonato del Mundo de Velocidad (antes de que se llamase MotoGP) entre 1998 y 1999. Con unas cotas internas de 56×58,5 mm, cubicaba 576 cc. La alimentación corría a cargo de un sistema de inyección de combustible que controlaba el sistema de doble mariposa y cuatro cuerpos con válvulas de admisión de carbono. Los cigüeñales (dos) giraban de forma contrarrotante para contrarrestar las inercias.
El resultado era una potencia de 195 CV a 13.000 RPM. Como su peso era el equivalente al de una pluma de golondrina (127 kg), se conseguía una impresionante relación de 0,65 kg por cada CV de empuje. La caja de cambios de seis velocidades SRT era extraíble y el embrague fabricado por la propia Suter, en seco. ¿Y qué me decís de los cuatro escapes Akrapovic en titanio? Orfebrería pura.
Lógicamente debía tener un chasis que estuviese a la altura, y siendo Suter estaba claro que no iba a ser de alambre pegado con “escupitajos”. Un doble viga mecanizado en aluminio, nada de fundición, y además completamente regulable en el avance, la distancia entre ejes, la altura o la posición de conducción. Por si esto fuera poco el basculante, de doble brazo y también mecanizado en aluminio también contaba con multitud de posibilidades de reglaje.
Como no podía ser de otra forma, la Suter MMX 500 montaba lo mejor que había en componentes en aquellos años. Horquilla invertida Öhlins FGR300 y amortiguador trasero Öhlins TTX GP, ambos multiajustables y con diferentes posibilidades de anclajes. Y por debajo unas llantas OZ de magnesio o aluminio (según quisiese el propietario), en medidas 17″x3,75″ la delantera y 17″x6″ la posterior y que albergaban neumáticos en medida 125/75 y 205/75.
Para detener a semejante bestia, que es capaz de ponerse a 310 km/h, una buena pareja de frenos Brembo con dos discos de 320 mm en acero y pinza radial monobloque de cuatro pistones delante, además de un disco trasero de 218 mm con pinza de dos pistones.
Todo se remata con una carrocería en fibra de carbono, mismo material utilizado también en el depósito y que es en parte responsable de su bajo peso. Como opción se podía solicitar con un sistema de telemetría 2D ya instalado de fábrica y poder así ver los datos de nuestras vueltas en el circuito.
En total se iban a fabricar 99 unidades de la Suter MMX 500. Pero lo complicado era encontrar 99 personas dispuestas a pagar 110.000 euros por ella, así que finalmente solo se construyeron un total de 18. De vez en cuando alguna sale a la venta y los precios ya se empiezan a aproximarse sospechosamente a los 150.000 euros así que, si queréis haceros con una, daos prisa, que empieza a haber poco aceite de mezcla que no esté pensado para una desbrozadora….
Ender
Japan Rules!!COMENTARIOS