La Suzuki GS 750 supuso un punto de inflexión para la firma japonés, un cambio de rumbo; la apertura a una nueva era. De hecho, sin la GS 750 posiblemente la Suzuki actual nunca habría existido pues esta moto fue la primera en equipar un motor de cuatro tiempos.
Allá por los años 70, se comenzó a escuchar aquello de la cuestión medioambiental y el control de los gases de escape. Estados Unidos promulgó una ley, la conocida como Muskie –por Edmund Muskie, político estadounidense que promovió la normativa– y muy estricta, que provocó un cambio en todos los fabricantes. La cuestión es que la ley Muskie también se juntó con las crisis del petróleo y las cosas se complicaron mucho, tanto, que estaba resultando muy difícil cumplir con las regulaciones con la tecnología disponible.
En esos momentos, Suzuki solo fabricaba motos con motores “dos tiempos” y como cabe esperar, era imposible superar esa normativa con esta tecnología. Sumado a la crisis del petróleo y a la subida del precio del combustible, la firma japonesa pronto se quedó sin nada que vender y con la necesidad de ponerle remedio lo antes posible, ya que estuvo al borde de la quiebra, situación que se salvó gracias a Toyota.
Mientras tanto, el equipo de ingenieros de Suzuki mantuvo una frenética investigación para poder desarrollar un motor “cuatro tiempos” lo antes posible y ponerlo en producción. Fue ahí cuando llegó la Suzuki GS 750, cuyo motor, según se dijo en su momento, se parecía demasiado al de Kawasaki, que tenía un modelo similar en el mercado. Sin embargo, Suzuki había trabajado en ese motor desde 1973 y el parecido era simple casualidad.
Como curiosidad, se había planeado que en lugar de 750 centímetros cúbicos, la primera en llegar fura la Suzuki GX960, una montura que iba directamente a por la Kawasaki Z1, la cual, era tremendamente popular en Estados Unidos. Pero todo cambió con un nuevo reglamento para licencias que introdujo una nueva segmentación para motores de hasta 400 centímetros cúbicos.
El motor de la Suzuki GS 750 acabó por muy apreciado por su elevada fiabilidad, gracias a que la marca no se dejó llevar y desarrolló un motor sin complejidades. Era un “simple” cuatro cilindros de 748 centímetros cúbicos y refrigeración líquida, capaz de rendir 68 CV a 8.500 revoluciones y alrededor de 60 Nm de par a 7.000 revoluciones, mientras que tenía una caja de cambios de cinco relaciones.
Por decirlo de alguna manera, la Suzuki GS 750 fue una “moto total”. Servía para todo y además, no se rompía. Estuvo en el mercado durante más o menos un lustro y contó con diferentes versiones, todas ellas un éxito de ventas.
Javi Martín
Con 20 años no ponía ni una sola tilde y llegaba a cometer faltas como escribir 'hiba'. Algo digno de que me cortaran los dedos. Hoy, me gano un sueldo como redactor. ¡Las vueltas que da la vida! Si me vieran mis profesores del colegio o del instituto, la charla sería de órdago.COMENTARIOS