La Suzuki GSX-R 250 es una moto en la que, muy seguramente, nunca te has fijado. Es entendible, las motos pequeñas nunca se ganan las atenciones del público, a no ser que te llames Aprilia RS 250 o KTM RC390. Y lo haces porque son deportivas radicales, capaces de poner patas arriba a una superbike a poco que se complique la carretera y la superbike no pueda aprovechar toda su potencia. Pero como suele ocurrir, la Gixxer de dos y medio tiene secretos ocultos, virtudes que no siempre se tienen en cuenta.
Si le preguntas a cualquier motorista sobre conducir una motocicleta, siempre te dirá lo mismo: es libertad, sensaciones, pero nunca te dirá que conducir una moto requiere de experiencia, pericia y cabeza fría; conducir una moto es más difícil, delicado y exigente que conducir un coche. Y por eso, requiere un crecimiento paulatino del conductor; es una locura no haber conducido nunca una moto y como primera montura, comprar una superbike. El accidente es una evidencia desde el momento que se firma el contrato de compra.
Eso hace especialmente interesantes a motos como la Suzuki GSX-R 250, pues son verdaderas motos escuela. La cuestión es que, obviamente, sus prestaciones son justas y cuando haya algo de experiencia, seguramente se quedará un poco corta para algunos usuarios. Y está el tema del dinero; gastar dinero en una moto pequeña no es del gusto de todo el mundo, pues muchos, en cuanto ha superado el tiempo necesario con el A2, pasan inmediatamente a una “moto gorda” casi como si fuera una obsesión.

Pero si dejamos esas cosas a un lado, nos encontramos con una moto digna de la saga Gixxer, una deportiva “de nivel básico”, perfecta para aprender como se pilota una moto deportiva y sí, también perfecta para disfrutar al máximo en carretera. ¿No habéis oido nunca, que es más divertido redar al máximo con una moto lenta, que a medio gas con una moto rápida? Además, la GSX-R 250 es fácil de mantener y tiene un precio accesible para muchas personas.
Se diseñó en China, se fabrica en China, pero no es impedimento para que sea una verdadera GSX-R. De hecho, se aprecia claramente que su diseño es de Suzuki GSX-R, aunque a tamaño reducido. Tanto como su motor, un dos cilindros procedente de la Suzuki Inazuma 250 –como muchas otras cosas de la moto–, que rinde 20 kilovatios –unos 27 CV– a 11.000 revoluciones y 19,6 Nm a 8.500 revoluciones. Es decir, nunca pondrá en aprietos a su conductor, a no ser que este sea muy manazas, claro está. La caja de cambios es de seis relaciones y los frenos montan ABS.
La revista Motociclismo dijo en su momento, en 2017, que la Suzuki GSX-R 250 era una moto fácil de controlar, con un motor suave, que además no daba tirones ni sacudidas, pero que anda un poco justa de mordiente, sobre todo porque solo monta un disco delantero y otro trasero. Sin embargo, como hemos comentado al comienzo, desde Motociclismo la catalogan como una moto muy apta para empezar con los primeros pasos de cualquier motero.
Javi Martín
Con 20 años no ponía ni una sola tilde y llegaba a cometer faltas como escribir 'hiba'. Algo digno de que me cortaran los dedos. Hoy, me gano un sueldo como redactor. ¡Las vueltas que da la vida! Si me vieran mis profesores del colegio o del instituto, la charla sería de órdago.COMENTARIOS