La SYM Wolf de Sanyang Motor era una moto más que práctica con aires de grandeza en diseño. Daba el pego como una agresiva naked deportiva, pero si se mira un poco mejor, tenía alma de 125 cc. Ladraba mucho, pero morder, mordía poco.
También estaban las versiones de 150 cc, 250 cc y 300 cc, aunque la más pequeña de ellas era quizá la más divertida por su aspecto y comportamiento a la hora de conducirla por ciudad. La de 300 cc, sin embargo, tenía otro diseño de carenado diferente a la Wolf de 125 cc.
La SYM Wolf 125 era perfecta para aquellos que querían una deportiva, pero no querían o necesitaban algo más potente, o solo podían conducir motos de 125 cc con el carné de coche. Pequeña, manejable, pero con una estética que engaña al ojo y parece que es de mayor cilindrada. Un trampantojo en sí misma.
Esta moto tenía un motor monocilíndrico de cuatro tiempos de unos 13 CV de potencia y refrigerado por aire en un chasis de cuna simple. Contaba con una caja de cambios de cinco velocidades, aunque se notaba que el desarrollo de las marchas era corto. Tenía buena aceleración a pesar de no tener una alta velocidad máxima.
Al llegar a los 100 km/h la moto ya no daba más de sí. En entornos urbanos no se necesita llegar a esas velocidades tan altas, con lo que no se nota esa pequeña falta de potencia, aunque sí se notará en el momento en el que se salga a carretera y se demande más velocidad.
La SYM Wolf tenía una horquilla delantera de 37 mm mientras que detrás contaba con un amortiguador central directamente sobre el basculante. La amortiguación estaba configurada de tal manera que la conducción fuera lo más suave posible, aún con asfalto que no estaba en buen estado. Esto hacía que la Wolf fuera una maravilla en términos de comodidad.
Esta moto había sido pensada especialmente para el mercado asiático, donde las carreteras difícilmente están en buen estado. Tener una amortiguación suave hacía que la SYM Wolf tuviera más éxito en esos países, ya que eran una parte del público objetivo al que iba destinada esta moto con estas características.
También los frenos tenían un tacto suave, ya que al ser una 125 no hacía falta que fuera muy agresiva en las frenadas. Por ello, contaba con frenos de disco, de 260 mm delante, de 220 mm detrás, para una frenada progresiva.
Su diseño se componía de líneas rectas en su mayoría para dar esa sensación de deportiva y de agresividad, también en el faro. Este era grande, ocupaba todo el frontal de la moto, teniendo a los lados dos salientes para los intermitentes. También se le podía poner una cúpula con un deflector para cortar todavía más el aire y desviarlo hacia arriba para mejorar la aerodinámica o, al menos, intentarlo.
Tenía asiento para un pasajero con un asidero de un lado de la moto al otro lado. Bajo este asiento había un pequeño compartimento en el que se podía llevar la documentación de la moto, por ejemplo. No era muy grande, pero para guardar algo pequeño servía. Se abría introduciendo la llave en una cerradura en el lateral del asiento.
En general, era una moto que cumplía de sobra con sus funciones como utilitaria bajo una capa de chapa y pintura que la hacía parecer una deportiva bestial, pero sin llegar a serlo. Al ser pequeña y no muy pesada, era perfecta para la ciudad, ya que se podía hacer con ella lo que se quisiera, ya que el límite estaba bastante alto para lo que se usaba.
Quizás solo tenía una pega. El motor se paraba en el momento en el que sacabas la pata de cabra al estar en punto muerto. Si se buscaba ahorrar tiempo sujetando la moto con la pierna durante los semáforos poniendo la pata, no era posible con esta moto a no ser que no importe volver a arrancarla en cuanto se reanudara la marcha.
La SYM Wolf 125 se vendía por unos 2.999 euros, pero ha desaparecido ya de la mayoría de los países que comercializan con esta cilindrada. No obstante, en otros sigue vendiéndose, aunque con motores más potentes. En Argentina SYM ofrece esta Wolf en su versión de 169 cc, también monocilíndrica de cuatro tiempos, pero nada que ver con la 125. Físicamente es igual, pero la capacidad de su motor no, aunque tiene unos 12 CV de potencia.
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Laura Salas
Quise ser periodista porque campeona del mundo de motociclismo ya no podía. De pequeña jugaba con los cochecitos de los huevos de chocolate y con cualquier coche que mi padre dejara desprotegido y a la vista. Le rompí la puerta a su miniatura de un Ferrari. Nunca volvió a ser el mismo (el Ferrari). Siempre intento aprender algo nuevo todos los días. Soy curiosa por naturaleza, qué se le va a hacer.COMENTARIOS