La Vincent Black Shadow es una de las motocicletas más famosas e cuantas se han fabricado, un objeto de deseo y, por supuesto, una preciada pieza de colección. Un hecho que provoca una oleada de publicaciones cada vez que aparece un ejemplar a la venta, y que también, hace que sea bastante extraño que nadie haya resucitado la compañía como si ha ocurrido con otras de menor potencial.
Que no haya resucitado no quiere decir que no se haya intentado. En octubre del año 2002, un comunicado de prensa sorprendió a todos, pues se anunciaba el regreso de Vincent Motorcycles al panorama mundial. Barney Li, un millonario afincado en San Diego, presentó cinco prototipos que, en teoría, deberían llegar a producción. Entre esos prototipos había una reinterpretación de la Vincent Black Shadow que acaparó muchísima atención.
Esa Black Shadow mostraba una imagen que resultaba bastante interesante. Era una naked, claramente, pero habían sabido integrar algunos que la hacían diferente, especial. Recordaba vagamente a la Black Shadow original por la decoración, el chasis y un claro halo premium, al tiempo que mantenía detalles clásicos como las bonitas llantas de radios.
La producción de la “nueva” Vincet Black Shadow corría a cargo de Roush, una empresa de ingenería que trabaja para marcas como Boeing, Nikola, Nissan, Polestar, Stellantis, Subaru, Yamaha… Es decir, no eran unos novatos y por tanto, era una apuesta segura.
![Vincent Black Shadow RC51](https://motos.espirituracer.com/archivos/2025/02/vincent-black-shadow-rc51.webp)
Por suerte, el proyecto era muy potente y Honda, por lo general siempre algo reacia a vender motores, puso en manos del señor Barney Li, el motor de la RC51, la ya mítica Honda VTR 1000 –la moto que fue capaz de vencer a las intocables Ducati en el Mundial de Superbikes–, uno de los mejores bicilíndricos de 1.000 centímetros cúbicos de su época, capaz de rendir 135 CV.
Todo estaba listo, la moto prometía muchísimo potencial, con un chasis de tubos diseñado por James Parker, fabricado con tubo de aluminio y coronado por un falso depósito fabricado con fibra de carbono –el real, fabricado con material plástico, se encuentra debajo–. La revista Cycle World destacó la elevada calidad de la nueva Vincent Black Shadow y el potencia que tenía. Barney Li también quiso destacar que la moto ofrecía un manejo “sólido y estable, no súperrapido”, una motocicleta deportiva “para adultos”.
Sin embargo, os inversores estadounidenses no estaban cómodos con la idea de usar un motor japonés en la nueva era de Vincent Motorcycles, además, también destacaron que la presencia de un depósito de combustible de 19 litros forzó una distancia entre ejes de casi 1,6 metros, la misma que una Harley-Davidson Dyna super Glide, lo que sirvió para que los inversores no perdieran la oportunidad de presionar para usar un motor de origen yankee.
Agobiado y en busca de respiro para pensar, Barney salió a rodar con su moto un sábado por la mañana, concretamente el 3 de mayo del año 2008, pero nunca regresó. En la carretera 260, en el este de Arizona, sufrió un accidente que le provocaron unas heridas de las que no pudo recuperarse y el sueño del regreso de la Vincent Black Shadow se marchó con él.
Javi Martín
Con 20 años no ponía ni una sola tilde y llegaba a cometer faltas como escribir 'hiba'. Algo digno de que me cortaran los dedos. Hoy, me gano un sueldo como redactor. ¡Las vueltas que da la vida! Si me vieran mis profesores del colegio o del instituto, la charla sería de órdago.COMENTARIOS