Moto del día: Whizzer

Moto del día: Whizzer

Con su mayor éxito en los tiempos de guerra, esta montura estadounidense fue un prodigio en materia de ahorro


Tiempo de lectura: 3 min.

Curiosamente, la historia de la Whizzer parece ir en contra de todo lo que ocurría en la industria motociclista durante la Segunda Guerra Mundial. Pero vayamos por partes. Para empezar, lo primero a tener en cuenta es cómo Breene-Taylor Engineering – empresa fabricante de este modelo – no tuvo sus raíces en las dos ruedas sino en el sector de aeronáutica. Algo en verdad no tan raro pues, no en vano, la propia Piaggio se dedicó a la fabricación de aeronaves antes de triunfar con sus scooter Vespa ya pasada la contienda mundial.

Ahora, lo que sí resulta interesante es ver cómo una empresa de altos vuelos de repente empieza a poner atención en la fabricación de modestos ingenios para motorizar bicicletas. Algo muy común durante los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial tanto en Europa como en Japón – ahí están los casos de éxito interpretados por Ducati y Honda para verificarlo – pero no tan normal en los Estados Unidos, donde los vehículos de escasa cilindrada eran mucho menos comunes que en las congestionadas urbes europeas y niponas.

A partir de aquí, cuando Estados Unidos entró en el conflicto mundial a raíz del ataque a Pearl Harbor todo el potencial de la industria automotriz local se puso al servicio de la producción bélica. De esta manera, mientras Ford ensamblaba no pocos de los bombarderos con los que se combatió el avance de los nazis en Europa o los japoneses en Asia, multitud de factorías empezaron a actuar como industria auxiliar relacionada con el ejército. Debido a esto, la producción de motocicletas o automóviles civiles prácticamente se paralizó. Un contexto donde, curiosamente, apareció la Whizzer.

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Aunque todo el esfuerzo productivo estaba orientado a la cuestión bélica, esta motocicleta ligera encontró un buen hueco comercial en los Estados Unidos

Whizzer, una montura escueta pero fiable para el día a día

Mientras marcas como Harley-Davidson se volcaban en la producción bélica, Breene-Taylor logró contra todo pronóstico una licencia de producción para su motocicleta ligera Whizzer. Algo que, en verdad, tenía todo el sentido. No en vano, para aquellos años de escasez en materias primas debido al esfuerzo bélico la Whizzer se presentaba como un vehículo capaz de recorrer casi 200 kilómetros con un único litro de gasolina.

Una cifra realmente llamativa, la cual adquiría más notoriedad cuando se le sumaba su precio de venta. Casi cinco veces menor al del Ford más económico de su momento. Y bueno, aunque obviamente no estamos hablando de opciones comparables, lo cierto es que al fin y al cabo la Whizzer cumplía a la perfección con las necesidades de movilidad diarias. ¿Qué más se podía pedir en aquellos tiempos?

Respecto al motor, éste era un monocilíndrico de cuatro tiempos con 138 centímetros cúbicos y válvulas laterales. Todo ello para entregar casi 3 CV al servicio de una velocidad punta que rondaba los 60 kilómetros por hora. Además, el bastidor fue evolucionando desde uno muy similar al de una bicicleta a otros con diseños más elaborados. Eso sí, ya después de la Segunda Guerra Mundial.

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El motor era fiable y con un muy bajo consumo, y además el chasis fue evolucionando según pasaron los años a versiones más depuradas

Y es que, aunque la mayor parte de las unidades – unas cien mil por año – se vendieron antes de 1946, lo cierto es que la Whizzer siguió en producción hasta una década más tarde. Y es que, en tiempos de necesaria responsabilidad colectiva sobre los recursos del país, incluso en los Estados Unidos – tan dados a las motocicletas con gran cubicaje – las máquinas más livianas y ahorrativas pueden tener su hueco.

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Sobre mí

Miguel Sánchez

Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.

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Oscar
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Oscar

Hola, me llamo Oscar, un cubano emigrado al Uruguay hace unos 6 meses y me alegro mucho leer el artículo sobre WHIZZER pues tuve una whizzer special con un motor del 47, la cual restaure a su condición original. Fueron 2 años de duro trabajo, pues en cuba tienes que ser un mago para restaurar y mantener trabajando todas esas antigüedades, pero guardo un buen recuerdo de mi whizzer, muy resistente y fiable, hasta delivery hice con ése motor durante la covid. Muy bonito el Pacemaker de la foto. Gracias por el artículo y éxitos.


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