A excepción de las motos de campo, donde parece que vuelve a tener mucha fuerza, el motor de “dos tiempos” ha desaparecido, o casi, del panorama mundial. Desde que se retirara del mundo de las carreras, el motor “de agujeros” ha ido diciendo adiós en casi todos los segmentos donde estaba presente, siendo sustituido por el cuatro tiempos, el cual, parece tener también los días contados. Al menos en cuanto a nuevos desarrollos en Europa.
Es cierto que hay algunas excepciones, aunque siempre fabricadas en series muy limitadas con precios astronómicos, como la Suter MMX500, pero en definitiva, el motor de “2T” ha dicho adiós. Sin embargo, todavía hay quien piensa que dicho motor tiene potencial y que podría ser plenamente válido en nuestros días, como un tipo bastante loco llamado Vincenzo Mattia, quien ayudado por un amigo llamado Trentani, ha puesto en circulación una moto animada por un motor “two stroke” (dos carreras, un nombre más acertado que “dos tiempos”) que es capaz, nada más y nada menos, de superar la normativa Euro5.
Uno de los motivos para dejar de lado el “2T” tenía que ver con sus emisiones, muy elevadas y contaminantes, por el simple hecho de quemar aceite junto a la gasolina. Se experimentó bastante con sistemas de inyección para estos motores, pero nada acabó por llegar a buen puerto, aunque sí que hubo modelos a la venta, equipados con motores de inyección “2T”. Lo más sonado, quizá, fue el agujero económico que sufrió Bimota por desarrollar el motor de inyección de la 500 V-Due.
El trabajo Vince no es nuevo, ya conocimos el primer prototipo en 2017 y posteriormente, en su versión de producción, en el año 2019, modelo que ahora anuncia que es capaz de superar la Euro5. Es curioso ver como un “dos tiempos”, humeante y quemando aceite, es capaz de superar una normativa especialmente tan restrictiva. Y el truco está, básicamente, en el sistema de inyección y en la gestión electrónica, con la que se controla exhaustivamente el consumo de aceite, talón de Aquiles de estos motores.
Haciendo un poco de memoria, el propulsor de la Vins Duecinquanta está basado en el V2 de origen Suzuki, que montaba la RGV250 y después, la Aprilia RS250, el Rotax 258, le cuál también llegó a competir al máximo nivel hasta el año 2009. Vins analizó y estudió detenidamente el motor, adoptando el mismo diseño, pero desarrollando un propulsor propio (en realidad, es un diseño en colaboración con Langen Technology), con caja de cambios tipo casette diseñada por la propia Vins. Dicho motor es un 250 “clásico”, con diámetro de 54 milímetros y carrera de 54,5 milímetros, equipado con válvula de escape y un sistema de inyección de combustible (con tres patentes y varias más solicitadas) que permite, entre otras cosas, alcanzar los 75 CV a 11.700 revoluciones.
Entre las curiosidades, el inyector está situado encima de la admisión (por láminas de carbono) y la lubricación está controlada por cuatro bombas de aceite controladas electrónicamente Delort. La relación de mezcla la determina la gestión electrónica, tomando como punto de referencia diferentes datos llegados desde el acelerador o el cigüeñal. El aceite se proporciona en un rango de 0,1 – 0,5%, logrando un consumo muy bajo, alrededor de un litro de cada 8.200 kilómetros. Principal motivo por el que ha sido capaz de superar la Euro5.
Respecto al resto de características de la moto, merece la pena destacar su chasis de fibra de carbono, los escasos 28 kilos que pesa el motor al completo o el peso declarado de la Vins Duecinquanta, que se queda en 105 kilos. Y no, no es barata, que su precio ronda los 70.000 euros.
Javi Martín
Con 20 años no ponía ni una sola tilde y llegaba a cometer faltas como escribir 'hiba'. Algo digno de que me cortaran los dedos. Hoy, me gano un sueldo como redactor. ¡Las vueltas que da la vida! Si me vieran mis profesores del colegio o del instituto, la charla sería de órdago.Tengo que decirte que el motor no es un Rotax 258, y era propio de suzuki. El resto buen artículo.