A partir de los años 80, las empresas nacionales empezaron a verse en desventaja numérica de ventas frente a las marcas japonesas. Estas últimas eran motos más fiables, económicas y competentes. Como consecuencia, muchas compañías locales se vieron forzadas a establecer relaciones comérciales con las empresas venidas del país del Sol Naciente o, en el peor de los casos, acabar condenadas a la desaparición.
La moto del día que traemos hoy fue una de los últimas exponentes de origen español en el sector campero. Es la Rieju Drac 50. Nació a principios de los 90 y, durante mucho tiempo, fue considerada una de las mejores motocicletas de 50 cm3 con marchas para su uso fuera del asfalto. Ofrecía las mejores prestaciones de la época, el diseño más resultón y también el precio más elevado. Compartió escena con la RR 50, más estilizada y con horquilla invertida –gozando de la decoración Castrol–, siendo ambas de lo mejorcito en el mundo offroad de pequeña cilindrada.
La competencia no era escasa, pues marcas como Puch, Derbi o Suzuki dominaban el panorama de los ciclomotores de trail. En aquella época, las transformaciones del grupo propulsor y demás partes del sistema motriz eran habituales. Se buscaban mejores prestaciones a la vez que se vislumbraba un futuro en el ámbito de la personalización de la motocicleta, algo que Rieju supo aprovechar. En 1994, la marca entró en el mercado francés, gozando de notable reconocimiento. Dos años después, sus productos se exportaron a Austria, Alemania y Hungría.
Llegando como sustituta de la Rieju RV, la Drac 50 contaba también con un propulsor firmado por la italiana Minarelli y una estética de motocross que nada tenía que envidiar a los modelos rivales. Los guardabarros aumentaron sus dimensiones -y practicidad-, se integró un faro cuadriculado en la pantalla y, tanto el asiento como el depósito mejoró su integración en un conjunto más ergonómico y estético. Salvando las distancias, se daba un aire a las motos japonesas de última hornada como la Yamaha XT 600 Ténéré.
De la Rieju Drac existieron varias versiones. Las más antiguas incorporaban el motor italiano Minarelli RV4 refrigerado por agua o el PR4 refrigerado por aire. En cuanto a estética se refiere, ambas versiones eran idénticas salvo por la parte de ciclo. En la versión refrigerada por agua, el radiador estaba situado en el lado derecho para dejar en el lado izquierdo un hueco para las herramientas pertinentes. Más adelante se incorporó un nuevo motor de la casa italiana refrigerado por agua, con más elasticidad y más potencia.
La última versión del propulsor, conocido internamente como DL, contaba con un solo cilindro refrigerado por agua con un desplazamiento de 49,7 cm3. Este motor de dos tiempos estaba alimentado por un carburador Dell’Orto SHA 12-12 casado con una caja de cambios de cuatro velocidades. Podía alcanzar los 100 metros desde parado en 9,07 segundos (10,3 s la RV) y los 200 en 14,72 segundos. En su momento, era uno de los ciclomotores de trail más rápidos que se podían comprar.
El bastidor era de doble cuna de acero, bastante robusto. Las suspensiones -convencionales- contaban con un tarado tirando a duro para permitir una conducción tirando a agresiva. Por otra parte, el sistema de frenado, tanto delantero como trasero, era hidráulico, de 220 mm en el eje delantero y de 180 mm en el eje posterior. Su precio era de 203.418 pesetas, algo más de 2.000 euros en nuestra época. No era una moto barata, pero su efectividad fuera del asfalto estaba más que demostrada.
Luis Blázquez
Aficionado al mundo del motor desde que fui concebido. Aprendí a leer con revistas de coches y, desde entonces, soy un completo enamorado de la gasolina. Como no se nace sabiendo todo, cada día es importante aprender algo nuevo y así ampliar los conocimientos. Este mundillo tiene mucho que ofrecer, al igual que un servidor a vosotros los lectores.COMENTARIOS