La Peugeot e-Vivacity fue la vuelta de la marca a las motos eléctricas de Peugeot tras el lanzamiento en los 90 de su primer scooter eléctrica, la Scoot’elec, que salió finalmente al mercado en 1996. La e-Vivacity de 2011 supuso una gran mejora en la movilidad eléctrica de la marca francesa al introducir las nuevas tecnologías respecto a las baterías, pasando del níquel-cadmio al ion-litio cobalto. Costaba 3.600 euros.
Mientras que la Scoot’elec tenía apenas 40 km de autonomía, el e-Vivacity la duplica, hasta los 80 km, e incluso puede verse ampliada hasta los 100 km dependiendo del uso que se le dé. Tenía un motor síncrono tipo brushless (sin escobillas) con imanes permanentes -que parece el reactor que fabrica Tony Stark para evitar que la metralla lo mate-, refrigerado por aire y con una potencia máxima de 4 kW. Su velocidad máxima, al estar considerada como símil de los escúteres de 50 cc, está en 45 km/h.
El scooter Peugeot e-Vivacity contaba con una batería con la que basta una toma de corriente doméstica de 230 V y 16 A con toma de tierra para recargarla. Se recargaba en un 30 % en tan solo media hora, hasta un 80 % en dos horas y el 100 % en las dos horas siguientes (siempre se recarga más despacio el final). No tenía efecto memoria, con lo que no había que preocuparse demasiado por quitarla del enchufe una vez cargada para que no perdiera rendimiento con el tiempo.
Que no tuviera efecto memoria significaba que el mantenimiento de la e-Vivacity era mínimo. Se reducía a ruedas y frenos, principalmente, entre otras comprobaciones que deberían hacerse, como los sistemas electrónicos. Con esta batería, Peugeot garantizaba una duración de 40.000 kilómetros, unos 1.000 ciclos de carga y descarga. Estos ciclos se podían alargar si se cargaba el scooter parcialmente, y así aumentaba la vida útil de la batería.
La Peugeot e-Vivacity contaba con gestión electrónica que permitía controlar el rendimiento de energía de la batería. Se complementaba con el BMS (Battery Management System), el sistema de control de la batería, que vigilaba la carga y la temperatura, además de asegurar un mínimo de seguridad a la hora de la recarga, la duración de la batería y la autonomía. Además, se podía recargar energía durante el frenado, usando el motor como freno y quitando trabajo a los discos.
Disponía de cuatro modos de conducción. El modo Eco servía para gestionar la reserva de energía en la batería cuando todavía quedaba distancia por recorrer, con una velocidad máxima de 20 km/h. También contaba con marcha atrás para moverla en parado, ya que el motor eléctrico puede girar naturalmente en ambos sentidos, eso sí, hacia atrás muy despacito. La batería, alojada bajo el asiento, dejaba hueco para un casco integral.
Tenía un chasis de doble cuna de acero, con lo que, en su conjunto, la Peugeot e-Vivacity pesaba lo mismo que su predecesora Scoot’elec, 115 kg. Se amortiguaba con una horquilla telescópica delantera de 32 mm y un amortiguador regulable trasero. Los frenos eran de disco de 200 mm para la rueda delantera y de tambor de 110 mm para la trasera. Montaba ruedas de 12 pulgadas.
Según Peugeot, esta e-Vivacity estaba diseñada para el público en general, pero con un nicho importante en las empresas y administraciones públicas por su bajo coste de mantenimiento y su eficiencia. También se esperaba atraer a las mujeres entre los 25 y 60 años que estarían más interesadas en el aspecto “innovador” y ecológico de los motores eléctricos.
Este scooter es perfecto para entornos urbanos, sobre todo aquellos en los que el tráfico es bastante denso y los atascos están a la orden del día. Una forma de movilidad rápida, pero que a la vez no tiene emisiones de CO2 ni de cualquier otro tipo, siendo un vehículo respetuoso con el medio ambiente.
Más tarde, Peugeot presentó la 2.0 -tal cual- en 2018 y recientemente se presentó la e-Ludix, el nuevo scooter eléctrico de la marca para este 2020. Tiene tres modelos diferentes dependiendo de su uso, estándar para particulares, Cargo para trabajos que conlleven repartos, y Sharing, especialmente para las empresas que alquilan motos por minutos.
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Laura Salas
Quise ser periodista porque campeona del mundo de motociclismo ya no podía. De pequeña jugaba con los cochecitos de los huevos de chocolate y con cualquier coche que mi padre dejara desprotegido y a la vista. Le rompí la puerta a su miniatura de un Ferrari. Nunca volvió a ser el mismo (el Ferrari). Siempre intento aprender algo nuevo todos los días. Soy curiosa por naturaleza, qué se le va a hacer.COMENTARIOS