Nuestra protagonista de hoy, la Aprilia Sportcity 200, formaría parte de la gama de la marca de Noale desde mediados del 2004 -en el que aparecería en escena junto a la versión de 125 cc- y que se mantendría hasta entrado el año 2008. Fue el momento en el que una nueva variante de 250 cc e inyección electrónica daría definitivamente el relevo a esta versión de 198 cc, entre otras cosas por no poder superar las normativas anticontaminación de aquel momento.
Pero centrándonos en la Sportcity 200, habría que definirla por encima de cualquier otra cosa como potente y versátil. Lo primero, por aquel entonces entregar una potencia final de 21 CV a 9.000 RPM, dentro del segmento de los scooter con un propulsor 4T de casi 200 cc de cilindrada y un solo cilindro, estaba al alcance de muy pocos, por no decir de solamente este modelo en cuestión. Además, alcanzaba una velocidad máxima cercana a los 120 km/h, que le otorgaba una buena solvencia en carretera abierta.
Por otro lado, tanto su línea y compactas dimensiones, unido al empleo de unas llantas de quince pulgadas calzadas con neumáticos 120/70 delante y 130/80 detrás, dotaban al Sportcity de una notable agilidad, así como de una conducción adaptada a casi cualquier tipo de piloto, convirtiéndola en una de las opciones más atractivas dentro del mercado de los scooter de pequeña cilindrada.
La Aprilia Sportcity 200 se posicionaba como uno de los scooter más rápidos y efectivos de la categoría, además de contar con una gran versatilidad de uso
Volviendo al propulsor, que se posicionaba como elemento estrella del Sportcity, hay que hacer mención a algunos aspectos que nos parecen interesantes. Por ejemplo su alimentación, que siguió siendo de carburador hasta la llegada de su sucesora en los 250 cc. Por otra parte disponía de encendido electrónico y un embrague por medio de un sistema centrífugo automático en seco, por el que se trasladaba potencia mediante el convertidor automático hasta la rueda posterior.
Si hablamos de parte ciclo, nos encontrábamos con un marco de doble viga en acero con cuna abierta. Las suspensiones, por su parte, estaban compuestas de una horquilla frontal de tipo telehidraúlica conformada por sendas barras de 35 mm y un recorrido de 100 mm. En la parte trasera disponía de una pareja de amortiguadores laterales y un basculante oscilante al que daba forma el propio propulsor.
La frenada quedaba encomendada a un disco de 260 mm de diámetro, accionado por una pinza flotante de doble pistón en el eje delantero y un segundo disco, de 220 mm de tamaño, mordido por una pinza de doble pistón opuesto en la parte trasera, siendo totalmente efectivos y suficientes como para detener con garantías los aproximadamente 150 kilogramos en seco que declaraba la marca.
Una parte ciclo, acorde a las prestaciones del propulsor, le daba a esta Sportcity 200 garantías suficientes para un uso intensivo en el día a día, tanto en ciudad como carretera abierta
En cuanto a cotas totales, el scooter Sportcity 200 contaba con una distancia entre ejes de 1.365 mm, siendo el largo total de 2.100 mm. La base del sillín la encontrábamos a 780 mm del suelo, y si de capacidades hablamos, el scooter de Noale disponía de un depósito de combustible de 9 litros junto a una reserva de 1,5 litros, lo que le permitía medias de autonomía en torno a los 200 kilómetros.
Por último y no menos importante, nos encontrábamos con un producto bien rematado, en el que podíamos encontrar desde un pequeño hueco portaobjetos bajo el sillón, pasando por doble espejo retrovisor, asas laterales para el pasajero o un completo cuadro de instrumentos compuesto de un velocímetro analógico, tarado hasta los 160 km/h, y una pantalla digital junto a este, operada desde un botón en la piña derecha, donde podíamos disponer de datos como el nivel de combustible, hora o parciales de kilómetros recorridos.
Con un precio que no alcanzaba los 3.000 euros en 2005, se posicionaba como una de las mejores opciones en su segmento por relación calidad-precio-prestaciones. En la actualidad, podemos encontrar algunas unidades a partir de los 800 euros, por lo que puede ser una buena opción para quien busque un scooter ciudadano con un motor solvente al que se le suma una utilización muy polivalente.
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J. Rubio
Soy un enamorado del motor en general y de los vehículos clásicos y motocicletas en particular. Dedicado al mundo de la automoción desde hace unos años, disfruto probando toda clase de vehículos y escribiendo mis impresiones y experiencias sobre ellos.COMENTARIOS