La Yamaha XVS Drag Star 1100 es otra de esas motos custom Made in Japan que llegaron en la década de los 90 a América y al viejo continente. La idea era la de competir con las tradicionales y asentadas customs americanas, las Harley-Davidson, solo que con una mejor calidad de construcción y precios por lo general más asequibles.
Los de Iwata habían presentado en 1997 la Yamaha XVS 650 Drag Star como la clásica custom asequible de media cilindrada para todos los públicos, y el éxito fue arrollador, así que un par de años después, viendo que necesitaban un barco más grande para competir de tú a tú con los de Milwaukee, se animaron a comercializar nuestra protagonista.
La Yamaha XVS Drag Star 1100 era una moto sencilla a nivel técnico. En el segmento custom tampoco hacía falta dar la campanada ni reinventar la rueda, bastaba con presentar una moto bien hecha y que entrase por los ojos. Dinámicamente, era un conjunto blandito de suspensiones y siempre primando el confort y la filosofía custom por encima del dinamismo o las prestaciones.
Estéticamente, era una delicia contemplar ese bloque bicilíndrico con sus aletines de refrigeración, esa caja del filtro del aire en el lateral derecho, cromada y con forma de disco, esa línea de escapes gemelos cromados discurriendo por el lateral de la moto.
Las llantas de radios, los guardabarros laaaargos como la propia moto y que arropan las ruedas de la misma. Era un estilo custom muy ortodoxo, muy clásico, como si los japoneses hubiesen diseccionado todos y cada uno de los detalles que hace que una moto custom fuera custom, y hubiesen aplicado la receta perfecta, con todos los ingredientes y cada uno en las proporciones exactas a su creación.
Con 1.063 cm3 ya os podéis imaginar que no era una moto precisamente ágil, racional o práctica, sino que hacía suyo ese lema americano de “nada sustituye a una buena cilindrada”. La disposición mecánica era el tradicional y clásico bicilíndrico en V transversal, refrigerado por aire y con una buena pareja de carburadores para alimentar todo aquello. La compresión era tirando a baja y sus geometrías internas eran las esperadas en un motor de estas características, con poco diámetro de cilindro en relación con la carrera.
La potencia, por tanto, se quedaba en unos tranquilos 62 CV, eso sí, a 5.750 rpm tan solo, lo cual hacía que el establo no fuera muy numeroso, pero que estuviera siempre a mano para la galopada. La caja de cambios contaba con cinco relaciones, lo esperable en unas motos de estas características, y el giro se transmitía a la rueda trasera mediante un atípico en el mundo custom eje cardán.
Sin embargo, a fin de cuentas el cardán casa perfectamente con la filosofía tranquila y cruiser de este tipo de motos, orientadas a hacer grandes kilometradas con el máximo confort, no obstante sin prisas ni estrés, y con la tranquilidad de no tener que andar pendiente de tensados de cadena ni engrases.
Quizá lo más destacable a la vez que intimidante de esta moto era su peso, ya que anunciaba 272 Kg en vacío, que con los llenos pertinentes os podéis hacer una idea de lo que era mover esta moto en parado. La parte positiva es que el centro de gravedad estaba bastante abajo con lo que no era tan complicada de manejar como pudiéramos pensar.
Las prestaciones, por otro lado, no eran especialmente brillantes al tener muchos kilos para pocos caballos, aunque bien entregados eso sí. La punta rondaba los 180 Km/h. Lo que sí era relativamente bajo teniendo en cuenta el peso de “la bicha” y su cilindrada era el consumo de combustible, ya que se conformaba con 5,2 litros de gasolina por cada 100 kilómetros.
La Yamaha XVS Drag Star 1100 se vendía en dos sabores, la Custom y la Classic, siendo esta última una moto más colorida, más cromada, más vistosa y con un aire algo más retro, al estilo de las HD de los años 60.
Hoy en día se pueden encontrar numerosas unidades en el mercado de ocasión. Los precios arrancan en unos 3.000 euros por las más antiguas y con kilometrajes elevados hasta los 7.000 por motos que están prácticamente sin usar, aunque con sus diez buenos años a las espaldas.
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Gonzalo Lara Camarón
Ingeniero de software a tiempo completo y apasionado del motor en mis ratos libres. Los coches me gustan desde que tengo memoria, pero fue descubrir las motos y la “enfermedad” fue a peor. Mi sueño es recorrer todos los rincones del mundo sobre dos ruedas.Es la moto más linda que ví, existe alguna que se le compare?