Con trece versiones, todas ellas en la cilindrada del octavo de litro menos una que se enfocó al mercado de los ciclomotores con 50 cm3, la Montesa Brio es uno de los modelos más importantes para comprender la historia de la marca catalana. Al menos desde 1953 hasta 1963. Los diez años en los que de forma exitosa estuvo en producción, llegando a venderse más de 56.000 unidades dando tanto solución de movilidad en el día a día como posibilidades deportivas a aquellos que buscasen una motocicleta con capacidades en materia de resistencia, velocidad y regularidad. De hecho, de entre todas las historias que se pueden contar sobre la trayectoria de la Montesa Brio hoy hemos escogido una en la que, además de ser una exitosa partícipe, lo fue en una edición tan emblemática como la primera.
Hablamos de la primera de las 32 ediciones de las 24 Horas de Montjuïc. Celebrada en 1955 bajo el nombre de las 24 Horas Internacionales Motociclistas de Montjuïc, convocadas por la Peña Motociclista de Barcelona y en las que Montesa tuvo una participación de lo más nutrida entre las 36 monturas inscritas en total. De hecho, acudió ni más ni menos que con cuatro equipos, logrando ser el fabricante más laureado en aquella primera edición al cosechar el primer, segundo y cuarto puesto en una carrera donde también se inscribieron modelos extranjeros a priori más capacitados. Además, todas esas posiciones fueron logradas por distintas unidades de la Montesa Brio 90, pasando de esta manera a ser una de las monturas más celebradas en los primeros tiempos de esta competición puntuable desde 1960 hasta 1982 en el Campeonato Mundial de Resistencia.
De entre todas ellas, la escogida para ilustrar estas líneas es la que con dorsal 29 quedó en cuarta posición. Unidad que hoy en día se conserva en perfecto estado, y de la cual indagando en diversas fuentes hemos podido atisbar que fue llevada a turnos por dos pilotos. Uno cuyo nombre completo nos es dudoso, pero otro del cual sí estamos seguros. Siendo éste Felip Millet i Busquets. Conocido como Piti en las carreras, quien además fue uno de los diseñadores más importantes del motociclismo ibérico, habiendo pasado por Montesa, Bultaco, Mototrans, Puch y Suzuki. Y eso por no hablar de su labor como editor, siendo el fundador de la revista Grand Prix íntegramente dedicada al mundo de las dos ruedas. Todo un icono de la industria que, además, contó con el arrojo de competir personalmente con sus creaciones.
Montesa Brio 90, la dominadora en las 24 Horas de Montjuïc de 1955
Si te has parado a ver los primeros segundos del vídeo enlazado anteriormente, habrás podido ver el sabor a carrera clásica vivido en la colina de Montjuïc aquel 1955. Con la salida que en el mundo del automovilismo se denominaría como “ Le Mans “ y ese brusco pisotón inicial gracias al cual arrancar la motocicleta para salir a toda prisa en busca de 24 horas continuas rodando hasta el desfallecimiento. Algo que, de hecho, puedes ver en las imágenes con un piloto exhausto llevado en volandas cual si fuera una Pietà en clave motociclista.
Además, siendo especialmente observadores, resulta interesante fijarse en una de las Montesa Brio 90, ya que tiene el dorsal 29 y por ello sabemos que es la de nuestro protagonista Felip Millet. A modo de apunte técnico, se debe indicar que en aquella primera edición de las 24 Horas de Montjuïc las motocicletas eran prácticamente de serie, sin cambios sustanciales con los que poder calificarlas como variantes a partir de los modelos que se pudieran encontrar en cualquier concesionario.
Conociendo esto, lo cierto es que las capacidades de la Montesa Brio 90 en aquella carrera adquieren más consideración. Basadas en un motor monocilíndrico de dos tiempos con 125 cm3 refrigerado por aire, instalado en un chasis de cuna con un único tubo abrazando por debajo la mecánica, montando frenos de tambor y un sencillo esquema de suspensiones que, no obstante, contaba con la finura de ir sutilmente carenado.
Por cierto, si te estás preguntando cuál fue la razón por la cual se creó la versión Montesa Brio 90 no creas que esto se debió a ninguna modificación mecánica. Lejos de ello, y más allá de ciertos detalles en el faro o el sillín biplaza, lo más importante fue el sistema Clausor. Patentado por Abrahan Neiman, y cuya patente para España compró Montesa en la Feria de Ginebra de 1955. Un aporte realmente revolucionario, pues de una forma sencilla y rápida conseguía bloquear el manillar para así evitar posibles robos a menos que el caco decidiera llevarse la motocicleta entera en parado con un remolque o furgoneta. Un sistema que hizo correr tinta en la prensa especializada. Esa misma a la que tanto aportó Felip Millet. Quien, además, siempre pudo presumir de quedar cuarto en la primera edición de las míticas 24 Horas de Montjuïc con una Montesa Brio 90.
Miguel Sánchez
Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.COMENTARIOS