Moto del día: OSSA 125 1951

Moto del día: OSSA 125 1951

Es la primera motocicleta de la marca fabricada en serie después de casi veinte años intentándolo


Tiempo de lectura: 4 min.

En términos generales, se puede decir que la OSSA 125 de 1951 es la primera motocicleta de la marca. Sin embargo, esto sería trazar con un pincel demasiado ancho. Y es que, no en vano, la empresa catalana venía intentando entrar al sector de las dos ruedas desde la lejana década de los treinta. Así las cosas, la historia de la OSSA 125 se ha de empezar a contar en 1928. Año en el que la familia Giró se inició en la industria del cine. Sí, del cine. Porque el primer cometido fundacional de OSSA fue producir material sonoro y de proyección para el creciente negocio de las salas comerciales.

No obstante, la intención de uno de los hermanos Giró no pasaba por quedarse en el sector del celuloide. Lejos de ello, su principal interés era el automotriz, estando muy por la labor de importar motocicletas desde Inglatera como paso previo a, llegado el caso, producir las suyas propias. De esta manera, en 1935 los hermanos Giró adquirieron por impulso de Manuel las antiguas instalaciones de Pescara en la ciudad de Barcelona. Y bueno, la verdad es que ahora si pintaba todo realmente bien para poder producir motocicletas, ya que gracias a esta adquisición – Pescara había sido un notable constructor de automóviles – contaban con los bienes de equipo y utillaje necesarios para entrar a la industria automotriz.

Sin embargo, al año siguiente de empezar a trazar sus planes – entre los cuales pasaba fabricar bajo licencia algún modelo británico al tiempo que lanzaban sus propios diseños propulsados con motores Villiers – estalló la Guerra Civil. Obviamente, dadas las circunstancias políticas y bélicas aquella iniciativa empresarial tuvo que retrasarse. De hecho, hubo que esperar hasta 1940 para contemplar el primer prototipo. Por cierto, la primera motocicleta diseñada en Cataluña después de la contienda. Sin embargo, constantes dificultades financieras, técnicas y de suministro hicieron que la familia Giró acabase vendiendo las instalaciones y los bienes de equipo a Pere Permanyer y Xavier Bultó. Justo unos meses antes a que estos fundasen Montesa. ¡Menudo final para los restos últimos de Pescara!

ossa 125 (2)

OSSA estaba centrada en su actividad como fabricante de equipos sonoros y de proyección para cines, aunque desde sus inicios también tenía al motociclismo en el punto de mira de su desarrollo

OSSA 125, la primera de la marca en llegar a la producción en serie

Tras las ventas a Permanyer y Bultó, la familia Giró parecía estar únicamente centrada en el negocio de los proyectores y los equipos sonoros. Pero aquello no era más que una fachada, ya que por debajo seguía existiendo la pulsión por el motociclismo. De esta manera, en la Feria de Muestras de Barcelona en 1949 apareció un prototipo de OSSA que, por cierto, luciría por primera vez el famoso logotipo con el trébol de cuatro hojas.

Inspirada en la DKW 125 de la época, montaba un sistema de amortiguación trasera que, no por primitivo, dejaba de ser innovador para el momento. Por ello consiguió llamar pronto la atención tanto de la prensa como del público, cosechando una recepción prometedora que animó a llevarla finalmente a la producción en serie allá por 1950.

Llegados a este punto, las primeras unidades de la OSSA 125 se vendieron en 1951. Todo ello con la idea de poder transportar de forma fiable y económica a dos adultos, aunque normalmente se vendió con sillín único. Es decir, aunque OSSA tomaría posteriormente un camino deportivo en el que se alumbrarían joyas de la mecánica como la Monocasco pilotada por Santiago Herrero, los inicios de la marca estuvieron marcados por la practicidad y el día a día.

ossa 125 (1)

Sencilla y rematada con calidad, esta OSSA 125 fue una opción excelente para el tiempo en el que las motocicletas de 125 centímetros cúbicos aún no habían sido eclipsadas por el auge del automovilismo

De esta manera, sobre su bastidor de cuna doble – en aquel momento lo habitual era uno de tubo único – se incorporó un bloque monocilíndrico de 123 centímetros cúbicos capaz de entregar 5,2 CV a 4.500 revoluciones por minuto. Prestaciones con las que se inauguró la senda de esta marca, naciendo poco después de Montesa para definir así el panorama de constructores catalanes durante la postguerra.

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Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.

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