Bavaria´s Woidwerk es un afamado taller de preparación de motocicletas dirigido por Rafl Eggl. No estamos hablando de cualquier taller, BMW ha confiado en ellos para modificar alguna de sus motos en varias ocasiones y siempre con resultados espectaculares.
La historia de esta motocicleta comienza con el abuelo de Rafl en 1985. Se acercó a un concesionario de Honda y compró esta moto completamente nueva que, aunque era muy peculiar en ese momento, era una de las mejores. El hombre supo ver todo el potencial que tenía el innovador motor de Honda, el V4, y que los nipones llevaban utilizando en competición desde el principio de la década de los 80.
En Honda fueron unos auténticos visionarios cuando decidieron utilizar este motor en sus motocicletas de carreras. Los V4 son tan exquisitos como complicados, muy compactos, con un par desde muy bajo y una potencia máxima increíble. Han llevado a la victoria a sus pilotos durante décadas. Freddie Spencer, Doohan, Rossi o Márquez son algunos ejemplos de ello.
El tiempo le ha dado la razón a los japoneses y a día de hoy, si quieres estar en lo más alto de la clasificación en Moto GP o Superbikes, debes pilotar una Ducati con motor V4. Los de Borgo Panigale no están solos, Aprilia, KTM y por supuesto Honda apuestan por esta misma configuración de motor. Solo Yamaha se diferencia significativamente.
Volviendo al modelo que nos ocupa, el abuelo de Rafl utilizó esta motocicleta a diario durante dos décadas, hasta el 2005, como cuenta su nieto, y quedó desde entonces aparcada en una esquina de su taller hasta que en 2015 el jefe de Woidwerk decidió volver a darle vida a esta peculiar máquina.
El respeto por la familia y sobre todo por su abuelo han hecho que Eggl ponga todo su empeño en la restauración de esta preciada motocicleta. Lo primero fue deshacerse del carenado que oculta el maravilloso motor. Dejar a la vista este portento de la ingeniería fue una acertada decisión. Otros aspectos en los que Rafl trabajó fueron los de adelgazar la moto, mejorar su dinámica y darle un aspecto único para diferenciarla del resto.
Se dejó la moto en el chasis que se aprovechó por lo resistente y compacto de su diseño. La parte trasera, sin embargo, resultaba excesivamente larga para el proyecto que tenía en mente Rafl y fue recortada en 8 centímetros con respecto a la original. El colín se ha estrechado y se le ha dotado de un soporte para la matrícula más pequeño. La luz trasera ha sido reposicionada quedando ahora más despejada de plásticos. El carenado frontal, que era excesivamente alto, se ha rebajado nada menos que 10 centímetros y se ha abierto con rejillas en los laterales para que con roce con el depósito de combustible. La cúpula se ha cortado y ahumado y el asiento se ha realizado a mano con hilos de tres colores.
Las suspensiones pro-link, que eran de alta tecnología en su momento, han sido sustituidas por unas nuevas firmadas por Wilbers y se ha optimizado su geometría.
El motor se ha revisado por completo y terminado con una nueva mano de pintura, mangueras de silicona en color rojo y nuevos filtros de admisión de aire que añaden 8 CV a los 122 que ya rendía este motor. Los escapes fueron donados por una Aprilia V4 de carreras.
Para rematar todo el conjunto se eligió un esquema de pintura acorde a la época y que queda espectacular. La combinación de colores HRC y Porsche Martini le sienta realmente bien.
El resultado final no es solo una moto racional y espectacular a la vez, es un tributo a la familia y al buen hacer heredado de este exclusivo preparador bávaro.
Ángel Arias
La historia del automóvil está llena de grandes emprendedores, de ideas arriesgadas, curiosas casualidades, irreconciliables enemistades y muchos fracasos. Es un mundo intenso y fascinante del que muchos hemos quedado cautivados. Cualquier vehículo con un motor me parece interesante, ya sean motocicletas, automóviles, camiones, aviones o barcos; es estupendo sentir la brisa del viento en la cara sobre uno de ellos. Si estáis aquí es porque compartimos afición.COMENTARIOS