Aprilia siempre fue una marca de reconocida solvencia en lo que se refiere a la producción de motos pequeñas. Motos pequeñas pero de talante deportivo, todo sea dicho. Sin embargo, eso no impidió que llegar a tener una completa gama de modelos donde destacaban, por ejemplo, la Aprilia SL 1000 Falco, la Aprilia RST 1000 Futura o la radical Aprilia RSV.

La última de las mencionadas, la RSV, fue lo más deportivo que tuvo durante mucho tiempo y lo más racing que había lanzado la marca con motor de cuatro tiempos –no podemos olvidar la Aprilia RS250… –, auténtica Superbike italiana, con motor V2 y sonido grave y atronador al más mínimo golpe de gas. Fue una moto que, con dos generaciones, les trajo algunos éxitos y les permitió, incluso, quedar entre los tres primeros entre los fabricantes de Superbikes en un par de ocasiones.

Sin embargo, a finales de la primera década del Siglo XXI, la firma italiana borrada de un plumazo sus motos con motores de dos cilindros y puso en circulación una de las motos más racing que se habían creado hasta la fecha. Una montura desarrollada, en primer término, como una moto de competición, y posteriormente, se adaptó para su uso en vías públicas: la Aprilia RSV4.

La Aprilia RSV4 se desarrolló desde cero, de una hoja en blanco, para explotar al máximo las posibilidades del nuevo reglamento, que abrió la puerta a los motores de 1.000 centímetros cúbicos y cuatro cilindros. Así, la RSV4 primero hacía acto de presencia como moto de competición, y poco después, como moto de producción, destacando mucho por lo compacto de su tamaño y formas, pero también por esconder un propulsor V4 nunca visto hasta el momento. La moto, según algunos comentarios de probadores, era muy rápida, fácil de controlar y muy precisa, pero era tan pequeña que parecía una 250.

El motor era un V4 con un ángulo entre bancadas de 65 grados y con 998,9 centímetros cúbicos, era capaz de alcanzar los 132 kW a 12.500 revoluciones, o dicho de otra forma más entendible por todo el mundo, la Aprilia rSV4 presumía de nada menos que 180 CV. Allá por 2009 era una potencia altísima –y todavía lo es, todo sea dicho–, pero la evolución ha llevado a la RSV4 a superar los 200 CV actualmente. Destacaba también la cifra par, con 115 Nm a 10.000 revoluciones.

Dicho propulsor, uno de los primeros V4 montados en un modelo firmado por Aprilia, estaba acoplado a un tradicional chasis doble viga de aluminio que ofrecían todo tipo de reglajes: posición y ángulo de la pipa de dirección, altura del motor, altura del eje del basculante y suspensiones –Öhlins para las dos ruedas– igualmente regulables en todos sus apartados.

La firma italiana estuvo compitiendo en el Mundial de Superbikes hasta 2020, cuando dejó de presentarse porque el motor V4 de la RSV4 rozaba los 1.100 centímetros cúbicos y aunque se insistió en ello –incluso Ducati estaba de acuerdo–, no se amplió el límite de cubicaje como pedían. No obstante, la Aprilia RSV4 dejó claras sus capacidades desde el segundo año de competición, pues en 2010 se convirtió en la moto a batir y logró el primer título de marcas. En 2012 lo volvió a lograr, al igual que en 2013 y en 2014.