Hay nombres que, por una cosa u otra, se han ganado un respeto entre los fanáticos de las motos deportivas. Por un lado, mencionar, por ejemplo, “CBR 600”, ya ilumina la cara de muchos moteros, al igual que otros como “GPZ 600”. Motos míticas a día de hoy, la base para muchos moteros y el sueño que todavía permanece en el garaje para otros. Qué tiempos aquellos, ¿verdad? Todos a por la Honda CBR 600, a por la intocable.
Eso parecía, intocable, como el Volkswagen Golf en el mundillo de las cuatro ruedas, pero en realidad, hubo algunos modelos que lograron superar en determinados apartados a la CBR. Y uno de esos modelos fue, sin duda, la Yamaha FZR 600 R. Alguno pensará que se nos ha ido la olla, pero la FZR 600 R era, por ejemplo, más deportiva que la moto firmada por el “ala dorada”.
No obstante, hubo que esperar hasta 1994 para que la Yamaha FZR 600 R se convirtiera realmente en la pesadilla de la CBR en las pruebas de Supersport. La Yamaha fue la moto que más complicó la vida a la Honda en los circuitos, y eso se tradujo en las calles. Además, ¿para qué negarlo? Estéticamente, la FZR 600 R era una belleza que contrastaba enormemente, por ejemplo, con las peculiares y polémicas Suzuki RF 600.
La FR 600 llevaba en el mercado desde la década de los 80, pero la generación aparecida en 1994 era una renovación completa, un desarrollo casi desde cero que no compartía nada con las anteriores. No obstante, si compartía muchas cosas con su hermana mayor, la Yamaha YZF 750 presentaba un año antes. De hecho, a simple vista resulta complicado diferenciarlas, ya que la FZR 600 R calcaba, casi, las medidas de la “siete y medio”.
Algunos medios de la época decían que la Yamaha FZR 600 R era tan cómoda como una Kawasaki ZZR 600, pero que se conducía como una Honda CBR 600, pero era más eficaz en circuito y en carretera de curvas. Eso se logró con una evolución del chasis –un Deltabox, pero fabricado con acero–, y por supuesto, del motor.
El motor fue uno de los elementos clave, donde Yamaha hizo parte de su magia. Como cualquier otra Supersport –a excepción de Kawasaki con la ZX-636R, aparecida años después–, el motor era un cuatro cilindros de 598 centímetros cúbicos cuyos pistones tenían una carrera de solo 49,6 milímetros. La mezcla aire-gasolina corría a cargo de carburadores Keihin, mientras que el encendido era de tipo digital. La culata de 16 válvulas y la compresión de 12:1 hacían el resto.
La potencia era de 100 CV –73,8 kW– a 11.500 revoluciones y el par llegaba a 65,7 Nm a 9.500 revoluciones. Algunas revistas de la época subieron la moto a un banco de rodillos y obtuvieron potencias que rondaban los 98 CV, un dato que no está nada mal.
Con la FZR 600 R, Yamaha puso en circulación una de las rivales más duras de la Honda CBR 600 F, aunque no logró robarle el cetro de “Reina de las Supersport”. No obstante, es justo decir que fue una de las mejores deportivas de su época, hay quien dice que fue, incluso, mejor deportiva que su reemplazo, la Yamaha YZF 600 Thundercat. ¿O esta no ocupó el lugar de la FZR 600 R?
Javi Martín
Con 20 años no ponía ni una sola tilde y llegaba a cometer faltas como escribir 'hiba'. Algo digno de que me cortaran los dedos. Hoy, me gano un sueldo como redactor. ¡Las vueltas que da la vida! Si me vieran mis profesores del colegio o del instituto, la charla sería de órdago.COMENTARIOS