En 1938 BMW presentó una gama renovada con hasta cuatro modelos de nuevo cuño. Capaces de abarcar cilindradas muy diversas, estos tuvieron como principal elemento innovador la incorporación de un sistema de suspensión trasera con amortiguadores telescópicos realmente llamativo para su época.
De esta manera no sólo se daba un mejor manejo a los usuarios, sino también un mayor y evidente confort en marcha, pasando a la historia la época en la cual el único colchón entre el firme y el asiento venía interpretado por unos escuetos muelles; algo totalmente impensable para quienes en la actualidad, especialmente en relación al Off-Road, montan sobre una motocicleta contemporánea.
Ahora, en aquella nueva panoplia destacaba la R51. De eso no hay duda. Sustituta de la R5, ésta daba cobijo a las notorias prestaciones de su motor bóxer con 494 cc gracias a un chasis de doble cuna, un bajo centro de gravedad y las ya mencionadas suspensiones traseras. Suspensiones que, dicho sea de paso, no gozaron de una buena acogida entre los pilotos de la época.
Y no, no fue porque éstas fueran malas; fue contra su propio concepto en sí. Y es que, temerosos ante la falta de rigidez interpretada por la amortiguación, aquellos intrépidos amantes de la velocidad desconfiaban de aquel diseño frente a las presuntas -y ya conocidas- bondades de un bastidor sin suspensión alguna.
En fin, evidentemente eran otros tiempos y, claro está, los cambios siempre cuentan con opositores. Eso sí, hoy en día no creemos que nadie renunciase a las amortiguaciones traseras en nombre de un desempeño deportivo.
Ahora, en un segmento más propio de las turismo se movía la R66. Dotada con una cilindrada más que notoria -597 cc-, ésta poseía aptitudes deportivas aunque, realmente, los ajustes se hicieron con la mente puesta en los largos viajes e, incluso, en la adopción de un sidecar. Por ello la entrega de sus 30 CV se intentó disponer con una curva de potencia lo más progresiva posible, dando buenos bajos.
Con todo ello, la R66 daba lo mejor de sí misma a 5.300 rpm alimentándose a través de dos carburadores Amal 6/420S. Además, gracias a las bujías y generador Bosch su arranque era sencillo fueran cuales fueran las condiciones climáticas. Algo a tener muy en cuenta al hablar de un país con temporadas frías como Alemania.
No obstante, en el apartado estético muchas de sus unidades fueron más sobrias de lo deseado debido a la inmediatez de la Segunda Guerra Mundial, lo cual puso difícil la incorporación de elementos cromados. Una época, una circunstancia, en la cual BMW también fue puesta bajo el impulso de la maquinaria bélica del régimen nazi.
Miguel Sánchez
Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.COMENTARIOS