Moto del día: BMW R51

Moto del día: BMW R51

Evolución de la revolucionaria R5, la R51 incluía novedades como las suspensiones traseras.


Tiempo de lectura: 4 min.

A mediados de los años treinta BMW estaba viviendo uno de los mejores momentos de su historia. No en vano, además de ser ya todo un referente para el motociclismo europeo, se situaba a la cabeza tecnológica del mismo gracias a elementos como su horquilla telescópica estrenada en 1935. Además, justo un año después presentaba la R5. Una motocicleta tan sensacional como revolucionaria, responsable por sí sola de fijar los esquemas básicos que, tanto en materia de bastidor como de mecánica, habría de seguir la marca durante las dos décadas siguientes.

Y es que, para empezar, su chasis de doble cuna en acero dejaba atrás el diseño en estampación para abrazar así una base no sólo más ligera, sino también más rígida. Algo realmente necesario de cara a potenciar la deportividad de su desempeño, la cual se beneficiaba de los 24 CV desplegados por su motor bóxer con 494 centímetros cúbicos. Por cierto, uno de los diseños más representativos en toda la historia de BMW, gracias al cual quedó plenamente fijada la querencia de la misma por las mecánicas bicilíndricas bóxer.

Con todo ello, en la casa bávara no sólo consiguieron rebasar a la competencia británica en su segmento más exclusivo, sino también firmar lo que, para una cierta parte de la afición a las dos ruedas motorizadas, es uno de los precedentes más claros para las grandes motocicletas Sport-Turismo que habríamos de ver décadas después. En fin, cosas de genealogistas aunque, a decir verdad, nada aventuradas en este caso concreto. Además, como remate al conjunto la R5 de 1936 incluía un cambio de cuatro velocidades al pedal en vez de a una pequeña palanca situada cerca del manillar. Toda una innovación que, por fin, permitía seguir con las manos en el manillar mientras se realizaba el engranaje de una nueva marcha.

Cuando en 1936 BMW lanzó la R5 estaba poniendo en el mercado una máquina excepcional con la que poner en aprietos a la industria británica

BMW R51, evolucionando por el mismo camino

Una de las cuestiones más importantes cuando analizamos una motocicleta como la R5 es comprender adecuadamente su importancia. Así las cosas, una de las cuestiones que más y mejor no da la medida de este aspecto tiene que ver con la capacidad de permanecer en el tiempo. No sólo en calidad de modelo coleccionable, sino especialmente en la de hito tecnológico. Un hecho en el que la BMW R5 es referencial pues, no en vano, marcó la senda por la que habrían de transitar modelos posteriores como el R51.

Aparecido en 1939, éste usó el mismo chasis de su predecesora aunque, tal y como venía interpretando BMW durante aquellos años, añadió un nuevo elemento de diseño a su más que reseñable carreras tecnológica. Hablamos de la suspensión trasera, la cual no estaba incluida en su antecesora y que, al ser incorporada a la R51, hizo de ella una máquina mucho más efectiva de cara a la realización de largos viajes.

Y es que, aunque pueda resultar curioso, consultando pruebas de la época algunos pilotos seguían prefiriendo para las carreras la rigidez de un cuadro no suspendido sobre su eje trasero. En fin, eran otros tiempos y, por qué no decirlo, otras nalgas. Más firmes y, como puede saber cualquiera con una cierta experiencia a la hora de montar en bicicleta, más capaces de gobernar las inercias del vehículo con tan sólo un breve y preciso movimiento en el momento adecuado. En suma, en el mundo del motor los culos ya no son lo que eran. En este sentido, recordemos la trasera de Niki Lauda; tan sensible para con su Ferrari 312T como hoy en día podría ser un ordenador a bordo.

bmw R51 (2)

Aunque pueda parecer llamativo, dejar atrás la rigidez de un cuadro sin suspensiones traseras no gozó de un apoyo unánime por parte de los pilotos más avezados e intrépidos

Respecto al motor, la BMW R51 cubicaba 494 centímetros cúbicos gracias a su bicilíndrico bóxer con 24 CV alimentados por dos carburadores Amal de 22 milímetros. Todo ello para mover con alegría sus más que notorios 182 kilos. Un lastre que, sin embargo, no fue óbice para situar a la R51 entre las mejores motocicletas deportivas de su época. Es más, en breve hablaremos de su variante para las carreras, la R51SS. Uno de los modelos más interesantes para aquella BMW de los años treinta.

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Sobre mí

Miguel Sánchez

Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.

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