La Harley-Davidson DYNA Super Glide Sport, como su denominación indica, representaba la deportividad dentro de la fabricante estadounidense. Una deportividad, obviamente, muy particular y alejada de lo que podemos entender deportivo en cualquier otro estilo de motocicleta.

Harley-Davidson siempre ha sido un fabricante muy particular, con una personalidad muy marcada y un estilo de motos muy particular, con un tamaño considerable y un peso a juego, provocado por una construcción donde el metal es el principal protagonista. Nunca han sido motos “para correr”, son muy bajas, muy largas y con motores que también tienen un tamaño considerable pero una potencia contenida –aunque eso sí, mucho par–.

Con la puesta en escena de la DYNA Super Glide Sport, Harley-Davidson apostaba por añadir un poco de dinamismo a la gama de modelos, pero sin perder la esencia original de la marca. Una personalidad que, al parecer, encandiló a los periodistas europeos que acudieron a su presentación en Arizona, Estados Unidos, allá por el año 2000. Un acierto que se confirmó en las tiendas, con una Harley-Davidson que casi no podía afrontar la demanda; el primer año se vendieron más de 6.000 unidades de la DYNA Super Glide Sport.

La deportividad que rpometía la firma yankee se traducía en componentes y en equipamiento, mientras que las prestaciones eran las típicas de Harley-Davidson. Había frenos más potentes –pinzas de cuatro pistones y discos más grandes delante y detrás–, la horquilla se ha reforzado con barras de mayor sección interna, nuevos muelles progresivos y amortiguador de cartucho que además era ajustable en precarga, compresión y extensión. Atrás, los amortiguadores también eran nuevos, ajustables, como la horquilla, en precarga, compresión y extensión.

El neumático trasero era más ancho, lo que obligó a montar una correa de transmisión más estrecha y a poner un kit de arrastre, al mismo tiempo que se podía montar llantas de aleación o bien, las tradicionales de radios, que traían consigo diferentes silencioadores –negro mate con llantas de aleación y cromados con las de radios–.

Son cambios que se notan a la hora de conducir, obviamente, pero las prestaciones se quedan más o menos igual, pues el motor, más allá del nuevo escape, era el mismo que en el resto de modelos de la familia DYNA. Esto es, un dos cilindros en V a 45 grados refrigerado por aire – como siempre en Harley–, pero en este caso, el Twin Cam 88. Un bloque con 1.449 centímetros cúbicos con 68 CV a 5.400 revoluciones y nada menos que 106 Nm de par a 2.900 revoluciones, combinado con un cambio manual de cinco relaciones.

No era, como se puede apreciar por la potencia del motor, una motocicleta rápida. El caso es que tampoco era deportiva como lo entendemos en Europa, pues el peso era de unos nada despreciables 300 kilos.