La Honda CBX, presentada en 1978, es una de las motos más icónicas de la década de los 70 y parte de la década de los 80. No había nada similar en aquellos años y suponía una nueva demostración del poderío de los fabricantes japoneses, quienes ya, por entonces, tenía una particular guerra entre ellos por ver quién ponía en circulación la moto más espectacular y avanzada.
Cuando varias empresas, sin importar el segmento en el que trabajen, se enfrentan por ver quién es capaz de lanzar el mejor producto, quien gana, por lo general, es siempre el consumir. Para este último, la guerra entre empresas supone una evolución notable en poco tiempo, con mejores productos, mejores servicios y, poco a poco, incluso mejoras en los precios. Además, claro está, del interés que levanta entre los aficionados.
Sin embargo, cuando la guerra se produce en un segmento como el de la motocicleta, las cosas pueden llegar a perder la lógica, ahí está la Kawasaki H2 y su motor sobrealimentado de más de 300 CV, cuya tecnología y cuyas soluciones han llegado a poco a poco a otros modelos. Algo similar pasó a finales de los años 70, pero con Honda como protagonista, gracias a un motor de seis cilindros en línea, culata multiválvulas, seis carburadores y nada menos que 105 CV a 9.000 revoluciones.
Aquella moto, la Honda CBX 1000, era algo inaudito, superlativo, poco podrían atreverse a tanto en aquellos años. Era el resultado de los enfrentamientos entre fabricantes, pero nadie había pensado que esa motocicleta serviría de base, muchos años después, para dar a luz otras creaciones que, al menos en este caso, resultan todavía más soberbias que la moto original.
Hablamos de la Honda CBX Cafe Racer by MotoRRetro, una empresa australiana –especializada en reparación y restauración de casi cualquier cosa con ruedas, incluso hacen ingeniería inversa–, que tomó el mítico modelo japonés y lo transformó hasta lograr una motocicleta realmente única, atractiva y mucho más equilibrada de lo acostumbrado en el mundillo del cafe racer. Por supuesto, el propulsor de seis cilindros es el protagonista de la escena, porque según se dice, “la CBX no era una moto excelente, pero el motor era una maravilla”.
La CBX del proyecto de MotoRRetro fue importada de Estados Unidos y según la propia gente encargada de llevar a cabo el trabajo, “una moto grande y pesada de los 70, que necesitaba una dieta y un rediseño”. Por lo general, desde el punto de vista moderno, todo necesita un rediseño, pero ahí está el encanto de lo viejo, ¿no? En que es viejo, diferente a lo que se tiene ahora.
No obstante, el propietario de la moto, Vaughan Ryan, aseguró en una entrevista hace tiempo, que la semilla del proyecto se romonta a una réplica de una moto de Hailwood que construyó hace años: “hace aproximadamente seis o siete años me embarqué en esta construcción, sin embargo, la semilla se plantó muchos años antes, cuando construí otra CBX, una réplica de la Honda 6 de Mike Hailwood para un cliente, me enamoré de la idea de que fuera una cafe racer simplificada. Una bestia cruda y sin complejos, sin plástico y con una carrocería hecha a mano”.
Por supuesto, no solo se creó una carrocería para la ocasión, también se reconstruyó el motor por completo, sin dejarse cosas como un encendido electrónico o un sistema eléctrico compatible con una batería de litio. Además, hay que añadir a la lista un eje delantero completo de Ducati 1098R –barras de horquilla, tijas, eje de dirección… –, se modificó el basculante trasero para instalar una rueda de Ducati 999, se montaron amortiguadores Öhlins…
MotoRRetro, como curiosidad, se fundó, casi, para la creación de esta moto. Vaughan es socio fundador de la empresa, que tiene en Georgio Rimi al socio comercial y cofabricante, y a Julián López como el mecánico y experto en electricidad.
Javi Martín
Con 20 años no ponía ni una sola tilde y llegaba a cometer faltas como escribir 'hiba'. Algo digno de que me cortaran los dedos. Hoy, me gano un sueldo como redactor. ¡Las vueltas que da la vida! Si me vieran mis profesores del colegio o del instituto, la charla sería de órdago.COMENTARIOS