Moto del día: Montesa A-45

Moto del día: Montesa A-45

Además de ser el primer modelo fabricado por Montesa, éste cuenta no pocas anécdotas muy ilustrativas sobre la situación empresarial de su época.


Tiempo de lectura: 5 min.

A pesar de contar con una evidente tradición industrial, la Barcelona de los años cuarenta no era el mejor lugar de cara a montar una empresa dedicada a la producción de motocicletas. Seriamente afectada por la dura posguerra, ésta se encontraba bajo los rigores políticos y económicos de la época más dura del régimen franquista. Además, el aislamiento internacional -con el recuerdo de la alianza de Franco con Hitler muy vívido entre las democracias parlamentarias- todavía pesaba lo suficiente como para mantener al mercado local desabastecido.

No obstante, la burguesía catalana se beneficiaba de la victoria franquista mientras aplaudía la liquidación -incluso física- del movimiento obrero por parte de la dictadura. En ese sentido, a pesar del hambre y las estrecheces en diversos barrios barceloneses seguía existiendo una gran concentración de dinero y, por tanto, de potenciales compradores. Así las cosas, venciendo problemas técnicos de todo tipo empresarios como los hermanos Sanglas se lanzaron a la fabricación de motocicletas, muy alejadas de los sencillos velomotores propios de las clases populares.

Además, en la ciudad también se registraron otras empresas dedicadas al transporte privado. Entre ellas la de Pere Permanyer con sus gasógenos; una forma socorrida pero efectiva de hacer frente a la escasez de gasolina durante aquellos años de aislamiento internacional. No obstante, hacia 1944 este empresario conoció a Francisco Xavier Bultó. Un ingeniero realmente habilidoso con el diseño mecánico, gracias al cual se lanzó a una sociedad de cara a la futura producción de motocicletas con motores de patente propia. A la sazón, el inicio de lo que tan sólo un año más tarde acabaría siendo Montesa.

La situación económica de la España de la posguerra no invitaba a la creación de empresas enfocadas al mundo del motor, sin embargo los fundadores de Montesa y Sanglas se lanzaron a ello

Montesa A-45, el primer modelo de la marca

Más allá de los problemas relativos a la escasa demanda interna, España contaba a mediados de los años cuarenta con varios obstáculos relativos a la producción de vehículos privados. Para empezar, estaba la falta de patentes propias. Y es que, aún contando con una endeble pero existente capacidad industrial, el no contar con capacidad de diseño lastraba cualquier iniciativa, haciéndola las más de las veces dependiente del uso de licencias extranjeras. En ese sentido, el ejemplo más visible es la profunda relación establecida con las marcas italianas, radicadas en España bajo este sistema desde Piaggio -Motovespa- hasta Lambretta -Lambretta Locomociones- pasando por Ducati -Mototrans- o MV Agusta -Avello-.

Además, existía un gran problema respecto a la falta de divisas, lo cual afectaba a las empresas a la hora de adquirir en el exterior componentes complejos imposibles de fabricar aquí. Es más, durante sus primeros años alguna que otra empresa motociclista tuvo que exportar naranjas a fin de lograr divisas con las cuales adquirir, especialmente, sistemas electromagnéticos. Y bueno, por ultimo estaba la enorme dificultad para encontrar materias primas como el aluminio, seriamente recortadas en medio del clima de aislamiento vivido por el régimen hasta la firma de los tratados con los Estados Unidos ya en 1953.

Bajo este panorama, la verdad es que todo lo relativo a la Montesa A-45 adquiere dimensiones realmente épicas. En primer lugar, aunque Francisco Xavier Bultó era un hombre bastante creativo con las cuestiones mecánicas, su falta de más conocimientos sobre motores de motocicleta obligo a diseñar el motor de la A-45 copiando en gran parte el de una Motobécane. Asimismo, de no haber sido porque a Manuel Giró le estaban saliendo mal los planes relativos a sus futuras motocicletas OSSA, posiblemente el estreno de Montesa se hubiera retrasado. No en vano, al quedarse este último sin poder comenzar a tiempo sus planes, vendió a Permanyer y Bultó un centenar de volantes magnéticos importados desde Alemania. Tan difíciles de conseguir como básicos para iniciar la fabricación en serie de las primeras Montesa A-45.

montesa a45 (1)

Con una producción escueta y un diseño sencillo, esta máquina puso los cimientos para el rápido crecimiento de Montesa

De todos modos, solventando éstas y otras dificultades al fin aquella máquina -realmente un velomotor, ya que en la época debía tener más de 100 centímetros cúbicos para recibir la consideración de motocicleta- pudo ver la luz en 1945. Año en el que alcanzó 22 unidades para llear hasta las 103 al estar en producción durante dos años más. Eso sí, esta cifra responde a la suma de tres versiones. Todas con el motor monocilíndrico de dos tiempos, 97,92 centímetros cúbicos y 3,2 CV a 5.000 revoluciones por minuto aunque divergentes en el tipo de bastidor. Y es que, más allá del cerrado se encontraba el abierto -para mujeres con falda o personal eclesiástico con sotana- y el “elástico”. Llamado así por contar con suspensiones traseras. En fin, la Montesa A-45 no sólo fue el inicio de la marca, sino también un buen ejemplo sobre las difíciles condiciones empresariales dadas en la Barcelona de la posguerra.

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Sobre mí

Miguel Sánchez

Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.

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La historia del automóvil está llena de grandes emprendedores, de ideas arriesgadas, curiosas casualidades, irreconciliables enemistades y muchos fracasos. Es un mundo intenso y fascinante del que muchos hemos quedado cautivados. Cualquier vehículo con un motor me parece interesante, ya sean motocicletas, automóviles, camiones, aviones o barcos; es estupendo sentir la brisa del viento en la cara sobre uno de ellos. Si estáis aquí es porque compartimos afición.