La compañía británica Ariel volvía a la vida casi un siglo después de su nacimiento en 1999 de la mano Simon Saunders, primeramente con la fabricación de automóviles con su espectacular Ariel Atom, y desde 2014 regresando a los orígenes de la marca con una nueva motocicleta. Se trata de la Ariel Ace, aparecida casi 44 años después de que saliera el último modelo de las líneas de montaje de la mano de BSA, el Ariel 3, un pequeño triciclo de 49 cc.
Estaba claro que para completar esta resurrección era imprescindible crear una nueva Ariel de dos ruedas, y la Ace es sin duda el reflejo de varios años de trabajo y desarrollo para que el resultado no dejara indiferente a nadie. Ya sea por su diseño, su parte mecánica o lo referido a su parte ciclo, todo en la Ace tiene argumentos de peso para embaucar a todo aquel que sea amante de las dos ruedas.
A esto debemos sumarle el énfasis que puso la marca en que su nueva Ace fuese del gusto de todos, o casi todos. Para ello creó un programa de configuración con el que cada cliente podría adaptar su nueva moto a sus necesidades, gustos y deseos. Porque la marca británica tiene claro que en esta nueva era de las dos ruedas que vivimos y más que nunca, lo mejor es saber adaptarse a todos esos parámetros teniendo soluciones reales con las que poder contentar a cualquiera que decida hacerse con una de sus motos. Y trasladarlo al precio, claro.
Con la idea clara y el diseño más o menos definido, la marca británica decidía emplear el propulsor de la Honda VFR 1200 para dar vida a su nuevo modelo. Entre otras cosas por ser Honda la marca que también suministra los motores para su Atom, pero según ellos mismos porque el V4 de la mítica sport turismo japonesa reúne una serie de requisitos que, bajo su criterio, son indispensables en una motocicleta, ya sea su suavidad, tacto general o potencia. También el que se pudiera asociar a un cambio automático era un valor de peso para Ariel.
La vuelta de la mítica marca británica no podia estar completa sin un vehículo de dos ruedas, y la Ariel Ace representa todo aquello que la marca quiere transmitir en su nueva era
El V4 de 1.237 cc, con unas cotas internas de diámetro por carrera de 81×60 mm, es capaz de generar una potencia de 173 CV a 10.000 RPM y un par máximo de 131 Nm a 8.750 RPM, todo ello asociado a un cambio manual de seis relaciones o, de manera opcional, el ya contrastado automático secuencial DCT de Honda que también podemos encontrar en la Honda África Twin 1000, como bien sabemos. Las prestaciones finales hablan por sí solas, con una velocidad punta de 265 km/h y solamente 3,1 segundos para alcanzar desde parado los 100 km/h.
El bloque japonés queda dentro de un chasis perimetral de aluminio mecanizado y soldado a mano, en el cual se emplean nada menos que 70 horas de trabajo en darle forma a partir de un bloque sólido del preciado metal. Es sin duda una de las partes más espectaculares de la moto, no solamente a nivel visual, también en el plano dinámico, donde es capaz de conferirle una rigidez única a la motocicleta británica.
En cuanto a las suspensiones, y de manera estándar, la Ariel Ace monta una horquilla telescópica Showa con barras de 43 mm en su frontal, asistido por un basculante monobrazo con sistema Pro link y un monoamortiguador de la misma marca en la parte trasera.
Pero como ya hemos comentado, los opcionales en esta moto son el producto estrella, y en este apartado en concreto, la marca nos ofrece una horquilla Öhlins TTX de especificaciones superiores, o incluso una de diseño propio con vigas laterales macizas –gilder fork– que, además de funcionar a las mil maravillas, le confieren un aspecto realmente futurista y diferente.
Para la frenada se optaba por emplear el equipo proveniente de la misma VFR 1200 que le dona el motor. En este caso un doble disco flotante de 320 mm y pinzas Nissin de seis pistones hacen lo apropiado en el eje delantero, disponiendo en el trasero de un disco de 276 mm con pinza de doble pistón, todo ello asistido por un sistema de ABS y control de tracción. El conjunto al completo queda anclado en sendas llantas de 17 pulgadas, calzadas con neumáticos 120/70 ZR17 delante y 190/50 ZR17 detrás.
Una parte ciclo de primer nivel con marcas punteras son la ayuda perfecta para poder extraer el máximo potencial de la Ariel Ace y su V4 Made in Japan
Por otro lado, hay datos técnicos a tener en cuenta y que hacen ver el trabajo que hay detrás de la Ariel Ace. Por ejemplo, la regulación de diferentes parámetros como la distancia entre ejes, que puede variar entre los 1.541 y los 1.563 mm. También el ángulo de la dirección, con una horquilla entre los 21,8 y los 28,4 grados de inclinación. Por último, la altura de su sillín, que dependiendo de diversos factores puede oscilar entre los 745 y los 825 mm.
Pero esto no acaba aquí. Una vez tengamos claro algunos aspectos como los que ya os hemos mencionado, deberemos empezar a decidir entre la larga lista de posibilidades que la marca nos ofrece para mejorar, variar o poner al gusto nuestra nueva Ace. Para ello, la firma británica nos ofrece por ejemplo cinco tipos de depósito de combustible, fabricados en aluminio o carbono, y capacidades que oscilan entre los 14,1 y los 21,3 litros, dependiendo de la estética que queramos imprimirle a la moto o el uso que vayamos a hacer de ella.
Cuatro tipos de asiento diferentes, dos modelos de frontal, tres opciones en cuanto a las estriberas, llantas en carbono, siete tonalidades de carrocería u otra distinta de nuestro gusto si ninguna de ellas nos hace “tilín”. Todo ello forma parte de la lista de opciones que Ariel pone a disposición de su clientela. También podemos mencionar los siete tipos de guardabarros o elementos como la tornillería en titanio, kits específicos de manillar, dependiendo de la horquilla seleccionada, partes en carbono e incluso el color del hilo del tapizado del sillón.
La iluminación LED en todos sus dispositivos o la pantalla LCD con mucha y variada información, a modo de panel de instrumentos, van dentro del equipamiento estándar en el precio de 20.000 libras -aproximadamente- desde el que parte la Ariel Ace, impuestos aparte. A partir de ahí, todo será cuestión de gusto y lo abultada que esté nuestra cartera para hacernos con una motocicleta cargada de personalidad y buenos argumentos con la que no pasaremos inadvertidos en ningún lugar.
J. Rubio
Soy un enamorado del motor en general y de los vehículos clásicos y motocicletas en particular. Dedicado al mundo de la automoción desde hace unos años, disfruto probando toda clase de vehículos y escribiendo mis impresiones y experiencias sobre ellos.COMENTARIOS