Si la semana pasada os hablaba de una motocicleta Italiana altamente recomendable como la Cagiva Raptor 650, hoy os vengo a hablar de otra paisana italiana que ha pasado a la historia de la motocicleta por ser uno de los modelos mas problemáticos que se ha puesto a la venta.
Me acordé de esta moto al leer el artículo de mi compañero sobre la Aprilia SR 50, que tuvo una versión con motor dos tiempos alimentado por inyección directa que resultó ser bastante problemático, y esto me hizo recordar la primera moto de dos tiempos que se lanzó a la venta con un sistema de alimentación a través de inyección, la Bimota 500 V-DUE.
Los de Bimota se han caracterizado por realizar motocicletas en las que partían de motores ya desarrollados por otras marcas como Yamaha o Ducati y montarlos en chasis y componentes propios, pero en el caso que nos ocupa, se encargaron del desarrollo completo del proyecto. Un proyecto que tuvo una duración de 8 años y generó gran revuelo entre los medios profesionales que se hacían eco de los avances y progresos realizados por la marca, y también tuvo gran expectación entre los amantes de las mecánicas dos tiempos, que estaban viendo languidecer sus mecánicas favoritas a causa de normativas anticontaminación cada vez mas estrictas.
Así en el año 1997 fue finalmente presentado el modelo, y todo lo que sobre el papel parecía ser algo estupendo, finalmente fue un fiasco. La moto equipaba un motor bicilíndrico en V a 90º de 499 CC refrigerado por líquido, equilibrado a su vez con dos cigüeñales contrarrotantes. Sus cifras eran espectaculares, rendía 110 CV a 9.000 RPM con un par motor de 90 Nm a 8000 RPM, y contaba con cambio de seis velocidades tipo casete.
Donde brillaba el modelo como es característico en la marca, es en chasis y componentes. El chasis era de tipo doble viga, fabricado en fundición de aluminio, al igual que su basculante que se fabricaba en el mismo material. El apartado de suspensiones se conformaba por una horquilla invertida Paioli multirregulable con barras de 46 mm, y un amortiguador trasero de marca Öhlins también multirregulable. El sistema de frenado se componía por un equipo Brembo que disponía de dos discos de 320 mm delante y un disco simple de 230 mm atrás.
Otro de los puntos destacables fue el peso, ya que conseguía dejar la báscula en 165 kg con todos los llenos, por lo que pesaba como una Aprilia RS 250 pero doblándola en potencia. Esto se debió principalmente al uso del aluminio empleado en el chasis y llantas -de marca Antera- y al empleo de fibra de carbono en el asiento y carenado, lo que la hacían conseguir una velocidad punta de 265 km/h, prestaciones que no están nada mal para una moto de medio litro.
¿Entonces dónde estuvo el problema? Básicamente el problema fue que el sistema de inyección no llegó a funcionar de manera correcta en casi ninguna circunstancia, haciendo que la moto tuviese entregas de potencia erráticas e intermitentes, que variaban a lo largo de cada trayecto, haciendo impredecible su uso y poniendo en peligro a los usuarios. Además la fiabilidad tampoco era su punto fuerte, ya que hubo numerosos casos de gripajes, fugas de aceite, problemas de bujías y un sinfín de problemas eléctricos.
Ante esta situación y la desesperación de los usuarios que habían gastado casi 30.000 dólares en hacerse con una unidad de esta exclusiva moto, la marca tuvo que responder o bien con la devolución del dinero y recompra de la moto o en algunos casos realizando una adaptación a un sistema mas sencillo de carburador a unos motores que nunca terminaron de ir bien. Posteriormente se lanzaron una serie de versiones a carburador y una pequeña serie de motos preparadas para pista.
Finalmente, el dinero invertido en el desarrollo de una moto que no se llegó a vender bien, ya que se pretendía en un principio fabricar una serie limitada de 500 unidades y se tuvo que parar la producción con 340 unidades fabricadas al reconocerse los fallos por la marca; sumado también al gasto destinado al arreglo y recompra de las motos afectadas, hicieron que la marca entrase en bancarrota durante el año 2000, y Bimota tuvo que esperar unos años para retomar su actividad en la fabricación de motos.
Eso sí, ha pasado a ser considerada una moto de culto debido a su escasa fabricación y por ser una revolución tecnológica en el mundo del dos tiempos, con unos precios estratosféricos en el mercado de segunda mano.
Jesús Guillermo Pozo
Nací entre las historias de mi abuelo sobre su Derbi 125 Especial y el terrorífico sonido del escape 4 en 1 de la GPX 600 de mi tío y la belleza de su Vmax 1200. Mi padre, fue mi primer profesor con su viejo SEAT 127, y mi madre, cuenta que aprendí las marcas de los coches antes que el alfabeto.Aún con todo, esta moto es un moto de “culto” entre los locos de las dos ruedas, entre los que me incluyo, yo era un crío cuando salió al mercado y me dejó alucinado, aunque lo que en principio debería de ser el summun de las moto deportivas de 2T fue un auténtico quebradero de cabeza que hizo desaparecer a Bimota durante un lustro, si no recuerdo mal, eso sí, estaría en mi garaje soñado.
Ay el garaje de los sueños… ni en sueños me caben las motos que querría tener. xD