En 1928 el mundo occidental estaba atravesando una de sus peores crisis económicas tras el estallido meses antes del Crack de Wall Street. No obstante, esto parecía no enturbiar la marcha financiera de BMW, la cual venía asentando cada vez más su producción motociclista iniciada en 1923 con la R32.
Producto de la reconversión de la empresa -tras ver limitado el desarrollo de motores aeronáuticos a raíz del Tratado de Versalles-, ésta aspiraba a jugar en el mismo nivel que sus rivales inglesas. Es más, en un curioso ejercicio de ingeniería inversa el primer motor creado por BMW por y para las dos ruedas tenía mucho en común con la Douglas propiedad de uno de los gerentes de la fábrica.
A partir de aquí, la calidad de ensamblaje se unió a una personalidad mecánica perfectamente definida -gracias a los recurrentes motores bóxer con refrigeración por aire- para asentar así la gama de BMW Motorrad. Una gama que, según pasaban los años, crecía con nuevos modelos como el R37 o el R47.
De hecho estos son básicos para entender la marcha de la casa bávara, siendo responsables de abrir la misma a segmentos no populares pero sí de acceso. Así las cosas, la aparición en 1928 de la BMW R52 supuso un hecho a tener en cuenta especialmente si lo contemplamos como un complemento a la baja de la R62.
Pionera a la hora de sobrepasar la barrera del medio litro, ésta llegó hasta los 745 centímetros cúbicos con su motor bóxer capaz de entregar 18 CV. Además, la oferta tecnológica de esta máquina se completaba con nuevas culatas así como un rediseño del cigüeñal y los pistones. En suma, un exquisito tope de gama con el cual se rivalizaba abiertamente con las creaciones más referenciales de la industria británica.
Dicho esto, la llegada de la R62 tuvo en la aparición simultánea de la R52 un estupendo revés de la moneda. Y es que, mientras la primera cubría lo más prestacional, la segunda se encargaba de un segmento medio donde lo correcto era basarse en lo que se basaba: un bicilíndrico bóxer con 486 centímetros cúbicos y 12 CV a 3.400 revoluciones por minuto para ser así una motocicleta turismo fiable, cómoda y solvente en casi cualquier situación.
Asimismo, se incluían de serie luces eléctricas y, en lo referido a los cambios, la nueva caja ésta contaba con un sencillo pedal de arranque instalado en su parte trasera. En suma, una opción apropiada para usuarios con bolsillo desahogado y poca pretensiones deportivas que, paradojicamente, se vendió mucho menos que la R62.
Miguel Sánchez
Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.COMENTARIOS