Según se tenga más o menos gusto por el asfalto o el barro, cada persona aficionada al motociclismo en España recordará más a Bultaco por unos modelos u otros. No obstante, lo cierto es que estos siempre estarán unidos a la competición o, al menos, a una cierta concepción deportiva en lo que a la fabricación en serie se refiere. Sin embargo, ya que toda regla tiene su excepción el ciclomotor Bultaco 49 de 1970 viene a representar precisamente eso, un capítulo extraño e imprevisto en la amplia historia de la casa catalana. Pero vayamos por partes. Para empezar, lo primero a tener en cuenta es todo lo que ocurrió en el mercado motociclista durante los años sesenta.
Y es que, si bien por un lado crecieron los nichos de mercado enfocados en la deportividad – especialmente en el segmento de las Off-Road – la movilidad en las ciudades también requirió de más y más modelos con baja cilindrada. Es decir, si se quería sobrevivir como fabricante había que producir monturas urbanas, motocicletas deportivas o, como hizo Derbi, las dos a la vez. No obstante, en el caso de Bultaco Xavier Bultó tuvo muy claro desde el primer momento cómo debía turar por el primero de los tres caminos. Prueba de ello fue la Tralla, verdadera declaración de intenciones cuando se presentó en 1959 como el primer modelo de la marca recién escindida de Montesa.
Con todo ello, lo cierto es que Bultaco no tenía interés alguno por los ciclomotores. Algo curioso en cierta medida pues, no en vano, hasta Sanglas – siempre caracterizada por sus motores de cuatro tiempos con generosas cilindradas – había entrado a este segmento con su modelo 50 dotado de motor Zündapp. De hecho, OSSA continúo la saga de sus Ossita e incluso Montesa presentó en 1970 la variante ciclomotor de la Brío. En suma, al negocio de los ciclomotores no sólo se estaban apuntando las casas a priori especializadas en los mismos.
Por presión de los concesionarios, Bultaco entró de mala gana en un segmento que no le interesaba
Bultaco 49, el ciclomotor de Bultaco
Como sabemos, los distribuidores han resultado esenciales en el nacimiento de no pocos modelos. De hecho, esto se ve muy bien en el caso de los estadounidenses. Muy importantes a la hora de transmitir a los fabricantes europeos por dónde habían de marchar sus creaciones. No obstante, también podemos encontrar ejemplos en el mercado español. De esta manera, el nacimiento del Bultaco 49 sólo se entiende así. Ya que fueron los concesionarios quienes presionaron a la empresa de cara a introducirse en un segmento que, en verdad, no le interesaba lo más mínimo.
Así las cosas, lo cierto es que el nacimiento de este ciclomotor no fue algo buscado. De hecho, Bultaco siquiera se esforzó en diseñar un nuevo motor para este modelo. Algo absolutamente necesario pues, entre sus patentes, la de menor cilindrada contaba con 74 centímetros cúbicos. Llegados a este punto, Xavier Bultó y sus técnicos confiaron en el buen hacer de Mototrans como proveedora de motores.
De hecho, la filial de Ducati en Barcelona ya suministraba los motores de baja cilindrada a OSSA y, además, tenía a sus espaldas una excelente reputación en lo referido a los 50 centímetros cúbicos. Con todo ello, la mecánica de la Bultaco 49 se basó en un monocilíndrico con 47 centímetros cúbicos capaz de entregar 2,5 CV con tres velocidades. La velocidad, debido a cuestiones legales, capada a 40 kilómetros por hora. Además, en lo referido a la estética lo cierto es que la Bultaco 49 sí supo distinguirse del resto de ciclomotores gracias a un conjunto depósito-sillín en una sola pieza realmente interesante.
Debido a los costes que implicaba desarrollar un nuevo motor – la cilindrada más escueta en Bultaco era de 74 centímetros cúbicos – se confío en Mototrans como proveedor mecánico
Sin embargo, el precio de venta era muy superior a de las opciones ofertadas por la competencia. Asimismo, más allá de la estética y la marca lo cierto es que la Bultaco 49 no ofrecía absolutamente nada que pudiera diferenciarla sustancialmente. De esta manera, su fracaso comercial resultó inminente. De hecho, Bultaco tuvo que gastar el excedente de motores comprados a Mototrans en la Chispa de 1974. Una opción infantil para iniciarse en el Trial. Y es que, al fin y al cabo, Bultaco nunca fue una empresa con interés por los ciclomotores. Por ello, hoy en día el 49 es una deliciosa rareza para coleccionistas tanto en esta versión como en la GT, de la cual os hablaremos más adelante.
Miguel Sánchez
Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.COMENTARIOS