A comienzos de los años sesenta todas y cada una de las ramas del Off-Road empezaron a especializarse cada vez más. Así las cosas, aquello tuvo un impacto obvio en las marcas, prestas a ofrecer productos cada vez más específicos. De esta manera, en 1965 el mundo del Trial dio un giro radical gracias a la Sherpa T “Sammy Miller”. Asimismo, Bultaco también conquistó éxitos en otros ámbitos como el incipiente Motocross, donde gracias a su colaboración con los hermanos Rickman lanzó las Metisse como un prólogo evidente a su prolífica saga Pursang.
Además, de cara a ser competitivos en el Enduro los técnicos de la casa catalana presentaron la Matador en 1963. Ahora, la historia de esta motocicleta cuenta con unos inicios realmente azarosos. Para empezar, hemos de remontarnos hasta 1960. Año en el que se presenta la Sherpa N, inicialmente destinada a un uso forestal y agrícola aunque, gracias a su excelente estabilidad y carburación, finalmente acabó conquistando sus mejores páginas en el Trial británico.
Tras esto, Oriol Puig Bultó preparó en la finca familiar una unidad de la misma a fin de competir en pruebas de Enduro. Y vaya, lo cierto es que fue una excelente idea. No en vano, aquellas modificaciones dieron el pistoletazo de salida para diversas unidades preparadas a fin de competir en el International Six Days. Prueba donde los pilotos de la marca conquistaron excelentes resultados desde su primera participación en 1962. Es más, tales fueron los ecos de aquella prueba que, atraídos por las posibilidades comerciales de una buena motocicleta de Enduro en los Estados Unidos, los agentes comerciales de Bultaco en aquel país solicitaron la producción en serie de aquel diseño. De esta manera, derivando directamente de la competición, nacía en 1963 la saga de las Matador.
La especialidad del Enduro había evolucionado bastante durante la década de los sesenta, tomando cada vez un mayor parecido con el Motocross
Bultaco Matador Biflecha, un puente perdido entre las Matador y las Frontera
Como cualquier otra especialidad del Off-Road, el Enduro fue evolucionando durante toda la década de los sesenta. Debido a ello, a comienzos de los setenta ésta se había hecho mucho más exigente, necesitando de monturas donde se combinase la velocidad con las habilidades en terrenos dificultosos. En suma, máquinas verdaderamente versátiles capaces de enfrentar velozmente los tramos de enlace sin por ello ser tener que ser torpes en zonas lentas y escabrosas. Una definición en la que, de forma cada vez más evidente, ya no entraba la Bultaco Matador.
Además, la Matador MK5 de 1973 – dotada con el motor de la Pursang aunque suavizado en su respuesta gracias a una menor compresión junto a un carburador menos generoso – apenas consiguió revertir la situación. Eso sí, conscientes de ello en Bultaco empezaron a moverse fichas en su departamento de competición. Gracias a ello, a finales de 1972 ya se había dado el pistoletazo de salida al desarrollo de una nueva Matador destinada a la competición que, de tener éxito, se podría sopesar como motocicleta de serie.
Montada sobre un bastidor de nuevo cuño, la bautizada como Matador Biflecha venía a reparar los problemas de manejo, motor y caja de cambios vistos en sus predecesoras. Así encarrilado, su diseño tomó multitud de piezas de la Pursang – a tener en cuenta los motores y la horquilla delantera – para además portar novedades como su curioso depósito. Dividido en dos mitades completamente independientes. Cualidad por la cual, en caso de romperse uno, se podía continuar en carrera gracias al otro. Asimismo, precisamente por este diseño la motocicleta recibió el apelativo de biflecha. Es más, el conjunto sillín-depósito efectivamente era mucho más estilizado que la línea exhibida por las Matador MK4 SD.
El fracaso en los Estados Unidos fue mayúsculo, incluso con roturas en los chasis. No obstante, este prototipo fue un estudio muy interesante a modo de puente entre la Matador y la Biflecha
Llegados a este punto, la Matador Biflecha se estrenó con Narcís Casa i Vila en pruebas de Enduro celebradas en Cataluña. Ahora, la verdadera puesta de largo vendría en el International Six Days de 1973 en los Estados Unidos. Cita para la cual se pusieron a punto seis unidades. Y vaya, lo cierto es que fue un verdadero fracaso. Para empezar, los chasis se quebraban y, además, las suspensiones no contaban con un recorrido lo suficientemente amplio. Debido a ello, Bultaco desechó todo lo relativo a la Matador Biflecha. Es más, aquellas unidades siquiera regresaron a España, siendo destruidas en el propio terreno según declaraciones del ex piloto oficial de la marca Estanis Soler. Afortunadamente, en la fábrica había quedado una unidad que es la que hoy en día se encuentra expuesta en el Museo de la Moto de Bassella. No obstante, todo lo ocurrido con la Matador Biflecha habló a las claras sobre la necesidad de contar en la gama de Bultaco con una opción de Enduro completamente renovada. Hecho por el cual, en 1975, se lanzó la Frontera. En fin, estamos ante un prototipo que intentó ser el enlace entre dos épocas bien diferentes del Enduro.
P.D. Según aseguran algunos aficionados podría haber sobrevivido otra unidad más. Algo que, por ahora, no se encuentra confirmado en la documentación más fiable sobre la marca.
Miguel Sánchez
Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.COMENTARIOS