Para cualquier empresa los estudios de mercado son algo fundamental de cara a no arriesgar el capital de forma aventurada y absurda. De esta manera, una de las cuestiones que más tienen en cuenta los fabricantes automotrices es la variable de la edad. Y es que, al fin y al cabo, siempre somos la misma persona aunque bastante marcada por las situaciones de la edad. Algo que nos condiciona la economía, pero también la forma en la que podemos o no acoplarnos a determinadas monturas. Así las cosas, en 1966 Bultaco lanzó dos modelos marcados por la edad. Por un lado la Junior – pensada para la franja de edad abierta en los 20 años – y por otro la Senior – con los conductores en la edad adulta en la mirilla – .
Llegados a este punto, lo mejor es detenerse a analizarlos. Respecto al primero, su aparición venia marcada por las puras exigencias legales. Aquellas que no dejaban a un menor de edad más que manejar una montura que estuviera por debajo de los 74 centímetros cúbicos. En base a esto, diseñar la Junior vino marcado por la forma en la que los permisos escalonaban el mercado, aunque obviamente se intentó hacer de ella una montura lo más atractiva posible ya que, en ese primer contacto de muchos con el motociclismo, Bultaco se jugaba no pocas fidelizaciones a futuro.
Respecto al segundo, la Bultaco Senior no contaba con limitaciones legales de importancia en su diseño. Si acaso las que podría encontrar en el mercado americano – donde se llegó a vender – , aunque en verdad éstas no eran de importancia dado que no contaba con un carácter prestacional. Entonces, ¿qué rigió la concepción de este modelo en base a un público objetivo marcado por la edad? Pues ni más ni menos que la racionalidad. Y es que, nueve años después de la aparición del SEAT 600, el hombre adulto que siguiera montando en motocicleta de forma diaria – el mundo de lo deportivo y ocioso va fuera de este análisis – demandaba, más que nada, un modelo solvente, económico, práctico y discreto. En suma, una montura para el día a día laboral en la ciudad. Sin estridencias, pero con calidad.
Fue una de las monturas más adecuadas para el día a día de entre todas las lanzadas por la marca, haciendo pareja con la Junior, orientada al público más joven
Bultaco Senior, derivada de la Mercurio 175
Una de las características más claras en el mundo del motociclismo es la enorme cantidad de referencias. Y bueno, sin ánimo de quitarle la ilusión a nadie lo cierto es que aquí hay no poco trampantojo. Al fin y al cabo, la inmensa mayoría no son modelos de nuevo cuño. En absoluto. Sino adaptaciones y variaciones – muchas veces en venta tan sólo unos pocos meses – de un diseño matriz adaptado y readaptado hasta la saciedad.
Esto ocurre, claro está, también ocurre en el caso de Bultaco. Especialmente en modelos como la Mercurio, fabricada entre 1961 y 1986 para alegría de los amantes de las genealogías complejas. De hecho, rizando el rizo hay que decir que la Bultaco Senior es una derivada de la variante 175 de la Mercurio. No obstante, dejando a un lado las arqueologías del motor la verdad es que la Mercurio fue una excelente base para la creación de la Bultaco Senior.
No en vano, como antes dijimos aquí se buscaba la racionalidad. Y si por algo era conocida y reconocida la Bultaco fue por la fiabilidad exhibida incluso en su presentación, donde se usó una Mercurio durante 11 días seguidos por varios pilotos, sin descanso ninguno para el motor, haciendo hasta 14.000 kilómetros a través de casi toda la Península Ibérica. ¡Toma ya!
Orientada a sus clientes con más edad, la Senior deriva de la famosa y versionada Mercurio
De esta manera, era difícil poner en entredicho las bondades del monocilíndrico de dos tiempos montado en la Mercurio y, obviamente, en la Bultaco Senior. Respecto a las prestaciones rendía 14,25 CV con una relación de compresión de 7:1 para una velocidad máxima de 11 kilómetros por hora. En lo relativo a los amortiguadores delante iba una horquilla convencional mientras que detrás montaba dos telescópicos. Todo ello con un peso en seco de 95 kilos y un diseño típico de la marca con el característico carenado en la zona central. En fin, racional, solvente y fiable. Justo lo que el mercado pedía a monturas como la Bultaco Senior.
Miguel Sánchez
Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.COMENTARIOS