Es curioso lo ocurrido con las motocicletas a lo largo de la historia. Y es que, cuando han venido mal dadas en la economía, ellas siempre han estado ahí como la alternativa accesible en materia de movilidad para las clases populares. Prueba de ello es su afloramiento en el Japón posterior a la Segunda Guerra Mundial, pero también en la España o la Italia de esos mismos años. No obstante, al tiempo resulta imposible disociar a estos vehículos del ocio y la deportividad. Por ello, en momentos donde las clases populares han podido acceder a una mayor capacidad de consumo marcas de todo el mundo han evolucionado para ofrecer monturas de carreras puestas en la calle. Justo el contexto que rodea y explica a la Ducati 750 GP.
Una motocicleta emblemática en la trayectoria de la casa italiana, siendo la versión para carretera de la bicilíndrica de competición con la que fueron a los circuitos en 1970. No obstante, lo mejor será ir por orden para comprender paso a paso las razones de la Ducati 750 GP. En primer lugar hay que tener bien presente el nombre de Fabio Taglioni. Sin duda la piedra angular en la historia mecánica de la marca, siendo su director técnico y diseñador jefe desde que se incorporase en 1954 hasta 1989. De esta forma, simplemente señalar cuáles son sus creaciones más significativas nos haría ir mucho más lejos de lo que este artículo debe ir.
Sin embargo, hay un momento que resulta primordial tanto para este diseñador como para la propia marca. El momento en el que Taglioni presenta su motor bicilíndrico en V a 90º con sistema desmodrómico en el tren de válvulas, accionando a las mismas mediante dos perfiles de leva ahorrando así un posible flotado de válvulas a altas revoluciones. Un hito de la ingeniería aplicada al motociclismo, el cual Ducati ha estado usando intensamente desde 1970 aunque los primeros ejemplos del mismo se pueden hallar en vehículos tan eficaces como las míticas Flechas de Plata de Mercedes en carreras de resistencia y primeros tiempos de la F1. Una saga de éxitos a la que pertenece la Ducati 750 GT.
Hasta la llegada de las motocicletas japonesas con sus motores de varios cilindros, Ducati se había caracterizado por motores de un único cilindro
Ducati 750 GT, una revolución para Ducati
Hasta los años setenta lo que caracterizó a Ducati a nivel mecánico fueron los motores monocilíndricos. Sencillos, eficaces y muy bien afinados por la marca de cara a las carreras lo cierto es que estos se quedaron atrás cuando se produjo durante los sesenta la eclosión de las motocicletas japonesas. Tan avanzadas tecnológicamente como avasalladoras en los circuitos, monturas como la Honda CB750 fueron capaces de arrinconar a Ducati gracias a sus imponentes motores multicilíndricos.
Además, al ganar en los circuitos el público europeo pero especialmente norteamericano empezó a demandar en masa a las marcas niponas. Todo ello en una época donde, añadiendo más emoción, el auge de la economía hizo que los aficionados pudieran permitirse motos cada vez más y más deportivas. Así las cosas, Ducati tenía que hacer algo para no ser barrida del mapa. Motivo por el cual Fabio Taglioni diseñó su mítico dos cilindros estrenándolo en carreras en 1970.
Y los resultados fueron esperanzadores. Inspirado por la necesidad de poder ventilar adecuadamente los dos cilindros, Taglioni los dispuso en un ángulo de 90º para que el delantero fuera echado hacia adelante mientras que el que iba un poco más atrasado también pudiera recibir el aire en marcha. Respecto a la cilindrada esta creció hasta los 748 cm3 para entregar 60 CV a 8.000 rpm. ¿Conclusión? Ya nada sería igual en Ducati, entrando así en la era de las superbikes para dejar atrás su sempiterna relación con las monturas de un único cilindro.
Con la victoria de Ímola en 1972 Ducati se dio cuenta de la importancia de estar en la carreras más célebres, profesionalizando por tanto su departamento de competición
Para 1971 se decidió lanzar al mercado la versión de calle con el nombre de Ducati 750 GT, estando en producción hasta 1974 con hasta 4.123 unidades. No está nada mal para ser un estreno, aunque hay que reconocer la importancia de las carreras en la estrategia publicitaria. Especialmente a partir de 1972, cuando Paul Smart cruzó primero la linea de meta en las 200 Millas de Ímola con una Ducati 750 GT preparada para la ocasión con retoques en el motor y un carenado aerodinámico. Un punto determinante para cualquier aficionado a la marca italiana, ya que a partir de ese momento se puede hablar de una evidente profesionalización de su presencia en lo más alto de la competición.
Miguel Sánchez
Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.COMENTARIOS