Todos sabemos que el motor por excelencia que monta Ducati es el V2 a 90º, con uno de los cilindros tumbado hacia adelante, descansando en posición casi horizontal, lo que la marca denomina un motor en “L”. Pero en 1993, con el objetivo de competir en algo similar a las Superbikes, la marca de Borgo Panigale, ese barrio al lado del aeropuerto de Bolonia, lanzó una monocilíndrica que era espectacular: la Ducati Supermono.
Corría el año 1993 cuando Ducati se interesaba por esta competición, la copa Supermono. Esta competición europea solo permitía monocilíndricas, así que los italianos se pusieron manos a la obra. Tomaron su famoso motor en “L”, le quitaron un cilindro y le añadieron un sistema de bieletas. Era como si tuviera otro cilindro en “V”, pero totalmente pasivo, masa en movimiento que eliminaba las molestas vibraciones. Desde 1974 Ducati no producía una monocilíndrica, así que tendría que ser una obra maestra.
El diseño de su chasis corrió a cargo de Claudio Domenicali, mientras el motor era responsabilidad de Massimo Bordi. Su diseño exterior salía de los lápices del famoso diseñador sudafricano Pierre Terblanche
El cilindro, situado en posición horizontal, cubicaba 549 cm3 -más tarde pasó a 572 cm3– en su primera serie hasta el año 1995, siendo de cuatro tiempos. Producía 76 CV a 10.000 rpm y 50,8 Nm de par a 8.000 rpm, toda una barbaridad. Esto se debía en parte a la “magia” de su distribución desmodrómica. Poseía inyección electrónica Weber Marelli y estaba refrigerado por líquido, para poder resistir el maltrato de las carreras. La potencia se transmitía a la rueda trasera mediante cadena, gracias a su caja de 6 marchas, con relaciones muy cerradas para favorecer la aceleración. Al fin y al cabo no era una moto de calle. Si queréis escuchar como suena, podéis ver el siguiente vídeo.
El chasis era de primera: doble horquilla invertida delante con amortiguadores Öhlins de 42 mm, ajustables en precarga y monoamortiguador trasero DU2041 de la misma marca, con depósito separado. Los frenos debían resistir un trato muy duro, así que montaron doble disco Brembo de 280 mm delante, con pinza de cuatro pistones, y disco simple de la misma marca detrás de 190 mm, con pinza de dos pistones.
Para aligerar peso, se recurrió a la fibra de carbono para el carenado, bastidor auxiliar, tanque de combustible, admisión y carcasa del panel de instrumentación. El magnesio se usó para algunas cubiertas y abrazaderas
Con esto, la Ducati Supermono conseguía un peso muy ligero de 125,6 kg en seco, siendo de tan solo 136,5 kg en orden de marcha. Como os podéis suponer, las prestaciones eran muy buenas: el cuarto de milla (400 m) se lo ventilaba en 11,4 segundos, cruzando la marca a 197,5 km/h, aunque podría seguir acelerando hasta alcanzar su velocidad máxima de 227 km/h. Para frenar también era muy buena, haciendo 31,1 metros de 100 a 0 km/h.
En total se fabricaron 65 unidades entre 1993 y 1995, aunque algunas fuentes apuntan a que entre 1996 y 1997 se fabricaron dos unidades más. La que veis en las imágenes es la número 16, y salió a la venta hace algunos años. Cuando disputaba la copa Supermono se estimaba el precio en unos 27.000 euros, aunque cuando se vendió hace poco alcanzó los 135.000 euros. Toda una rareza, que se ha convertido en una joya para los coleccionistas.
Pablo Mayo
Ingeniero de profesión, la mayor pasión de mi vida son los coches, y ahora también las motos. El olor a aceite, gasolina, neumático...hace que todos mis sentidos despierten. Embarcado en esta nueva aventura, espero que llegue a buen puerto con vuestra ayuda. Gracias por estar ahí.Me encanta, aunque una locura el precio que alcanzan algunas unidades, por cierto otra mono que me “flipa” y que apunto estuve de comprar una el año pasado, es la menos exclusiva pero también rara Yamaha SZR 660.
Otra candidata para la Moto del Día Misma filosofía, aunque menos radical y potente. Personalmente, a pesar de las vibraciones, me gustan mucho las mono de gran cilindrada.