Allá en 2003, el Grupo Piaggio se encontraba en plena reactivación de la marca italiana Gilera. Con el fin de mostrar el posible potencial, presentaron varios prototipos a finales de 2003. Uno de ellos, conocido como Gilera Ferro, fue el que conoceríamos más tarde como Aprilia Mana 850, toda una rareza que buscaba unir las posibilidades de un scooter y una moto tradicional aportando para ello una caja de cambios electrónica o, mejor dicho, un variador electrónico automático.
La moto partía de la premisa de crear una moto naked de líneas agresivas y parte de ciclo sobresaliente. Por un lado intervino Rodolfo Frascoli Design, un estudio de diseño que dio forma a la Gilera Ferro. Por el otro estaba Lucio Masut, encargado de dar vida al propulsor bicilíndrico que luego conoceríamos en otros modelos de la marca. El prototipo de este motor había sido creado un año antes, y montado en el chasis de una Cagiva Raptor.
Pero tras romper el acuerdo que unía a Piaggio y el Grupo Castiglioni, se siguió trabajando en el motor pero en este caso con el fin de animar un nuevo modelo. Así, el bicilíndrico en V a 90º con refrigeración líquida, 850 cc y una potencia de entre 85 y 90 CV, pasó a formar parte de la Gilera Ferro. Y asociado a él, una novedosa caja de cambios automática denominada Servocambio y que ofrecía el funcionamiento de un variador automático, pero con la posibilidad de fijar diferentes relaciones simulando con ello una caja de cambios normal.
Según se decía en su momento, el piloto podría gestionar numerosos parámetros: desde el espaciado entre las relaciones “simuladas” al freno motor, y por supuesto, la posibilidad de elegir un cambio completamente automático o, por el contrario, poder manejar uno mismo las marchas en base a las órdenes que se le diese a la caja de cambios a través de unos pulsadores ubicados en las piñas del manillar.
El conjunto se completaba con un chasis tubular y un bonito basculante monobrazo. La distancia entre ejes era de 1.450 mm, con un peso en seco de solamente 189 kg. Por otro lado, no escatimaron para el prototipo ni en suspensiones ni en frenos. Encontrábamos así una horquilla invertida con barras de 51 mm y especificaciones de Superbike, pinzas Brembo y discos tipo wave.
Mención especial a la estética, con ese particular bifaro escondido tras una gran máscara que le otorga una estética muy streetfighter. De igual forma, el sistema de escape tipo 2-1-2 termina bajo el colín, muy de moda a principios del nuevo siglo.
Obviamente y como decíamos al principio, Gilera nunca puso esa moto en la calle a pesar de que en el Salón de Milán de 2003 dijeron que llegaría a producción. Aunque bien es cierto que, con la Aprilia Mana, utilizaron muchos elementos del prototipo. Sin embargo, la moto pareció llegar antes de tiempo y no acabo de cuajar entre el público, algo que sí ha hecho Honda con su cambio DCT.
Ender
Japan Rules!!COMENTARIOS