Moto del día: Gilera SP02

Moto del día: Gilera SP02

Una superbike de 125


Tiempo de lectura: 2 min.

Hubo un tiempo en que Gilera era sinónimo de moto de carreras. Bien es cierto que esto fu en los años 50, cuando la marca ganó seis campeonatos del mundo en 500 cm3, para orgullo de su fundador Giuseppe Gilera. Con el paso de los años fue cambiando y reduciendo su cuota de mercado, aunque en 1990 aún quería destacar con motos deportivas de pequeña cilindrada, como la que traemos hoy, la Gilera SP02.

Esta moto nació un año antes que la Gilera CX, otra moto de 125 que marcó estilo. En realidad, la SP02 era la sucesora de la SP01, y fue lanzada en 1990, un año después que su antecesora. Ya dentro del Grupo Piaggio, el segmento de mercado que debía cubrir era el de las motos de pequeña cilindrada, y que no necesariamente debían ser aburridas. De hecho, esta moto intenta emular una superbike, aunque con las limitaciones de tener un motor pequeño.

El corazón de la SP02 es un monocilíndrico de 124 cm3 refrigerado por líquido, alimentado por un carburador Dell’Orto de 32mm, que rendía 35 CV a 10.600 rpm y 20,6 Nm de par a 9.700 rpm. Disponía de cambio de seis marchas, con transmisión por cadena, consiguiendo alcanzar una velocidad máxima de 171,2 km/h. Al ser una moto pequeña era relativamente ligera y gracias a su chasis de aluminio llegaba a los 132 kg. Respecto a los frenos, montaba disco, tanto delante como detrás, por lo que detenerla no era un problema.

El sentido de esta moto, aparte de venderla como es natural, era competir en la categoría Sport Production 125, un campeonato que se disputaba en Italia, lo que ayudaría a mejorar sus ventas, para que los jóvenes en la calle se sintiesen como sus ídolos en el circuito. En esta categoría ganaron campeones como Max Biaggi (1990) o Valentino Rossi (1994), algo que indudablemente ayudó a Gilera a posicionar su marca.

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Sobre mí

Pablo Mayo

Ingeniero de profesión, la mayor pasión de mi vida son los coches, y ahora también las motos. El olor a aceite, gasolina, neumático...hace que todos mis sentidos despierten. Embarcado en esta nueva aventura, espero que llegue a buen puerto con vuestra ayuda. Gracias por estar ahí.

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Con 20 años no ponía ni una sola tilde y llegaba a cometer faltas como escribir 'hiba'. Algo digno de que me cortaran los dedos. Hoy, me gano un sueldo como redactor. ¡Las vueltas que da la vida! Si me vieran mis profesores del colegio o del instituto, la charla sería de órdago.

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