Desde hace muchos años llevo escuchando dentro del mundo de la motocicleta aquello de “Honda es Honda” y buena prueba de ello podría ser nuestra protagonista de hoy, la Honda CB 1100 R, una carreras-cliente que nacía con el más puro espíritu RACER, demostrando una vez más al mundo lo que eran capaces de hacer los ingenieros de la marca.
Para ello habría que remontarse a los inicios de la década de los 80, cuando Honda buscaba una moto ganadora para las competiciones de resistencia que se celebraban fundamentalmente en Europa y Australia. De hecho, cualquiera de las versiones de la Honda CB 1100 R solo se comercializo en estos dos lugares.
Para ello la marca del ala dorada, junto con el departamento de HRC, creó una moto completamente nueva a la par que revolucionaria, con componentes de altísima calidad y manteniendo la impronta que solo Honda sabía darle a sus motocicletas especiales.
Así que en 1981 presenta la primera versión, siendo también la primera vez que la marca nipona fabrica un modelo de calle para poder homologar a la versión de competición. Con denominación RB, la CB 1100 R inicial venía totalmente desnuda, con colín monoplaza y un motor derivado de la CB 900 que había en ese momento. El tetracilíndrico se incrementó de cilindrada hasta los 1.062 cc, dotándolo de culata de 16 válvulas, cuatro carburadores Keihin 33 mm, bielas reforzadas y aligeradas, y un cambio de cinco relaciones.
Conseguía rendir la impresionante cifra de 120 CV de potencia a 9.000 RPM, con un par máximo de 98 Nm a 7.500 RPM. Estas cifras son aún más demoledoras cuando descubrimos que su refrigeración se realizaba mediante aire, siendo hasta el día actual la moto en serie de la marca más potente nunca fabricada usando ese tipo de refrigeración.
La Honda CB 1100R llegó poniendo patas arribas el mundo de las carreras Endurance, con una tecnología y componentes nunca vistos en una motocicleta en serie
Como podemos imaginar, sus prestaciones eran homólogas a las cifras de potencia, pudiendo llegar a los 230 km/h y acelerar de 0 a 100 km/h en 3,5 segundos, a pesar de no contar con un peso precisamente liviano, parando la báscula en los 235 kilos de peso.
Las soluciones técnicas de esta deportiva ochentera estaban al nivel del resto de la moto, desde discos de 296 mm con pinzas de doble pistón, tanto delante como detrás, pasando por una suspensión delantera Showa con barras de 39 mm y regulable en varias posiciones. Para la parte trasera se optó por un doble amortiguador, telehidráulico y ajustable.
El chasis de doble cuna tubular estaba fabricado en acero y le confería la rigidez suficiente como para poder exprimir al máximo el potencial de su motor. Con una distancia entre ejes de 1.490 mm y unas llantas en su primera versión de 19 pulgadas delante y 18 detrás, albergaba neumáticos de 100 mm y 130 mm -respectivamente- para asegurar el mejor paso por curva posible.
En ese mismo 1981 se presentó una nueva versión de la CB 1100R, la RC, agregándole a esta un nuevo carenado frontal superior. También ese mismo año se hizo con la Castrol Six Hour de Nueva Zelanda con la pareja de pilotos Malcolm Campbell y Mick Cole, de origen australiano, después de más de 10 años de sequía en esa carrera.
Un nuevo carenado completo, junto con un depósito de aluminio y nuevo colín con tapa desmontable para poder subir a un pasajero, eran a modo general las nuevas mejoras en la moto. Además se sustituyó la llanta delantera de 19 pulgadas por una de 18, dejando así esta medida en ambos ejes.
En 1982 la CB 1100 R arrasó en la Castrol Six Hour, esta vez en Australia, a manos del que a la postre sería campeón mundial de la categoría reina del motociclismo: Wayne Gardner, junto a Wayne Clarke. Otras dos CB 1100 R coparon el podio, pilotadas por John Pace/Peter Byers y Alan Blanco/Geoff French. Las tres motos calcaron 367 vueltas.
Al año siguiente llegó la última de las evoluciones de esta legendaria motocicleta, bajo las siglas internas RD. Nuevos colores de carenado y modificaciones en este, un nuevo tablero de instrumentos y mejoras en su horquilla delantera fueron las mejoras más relevantes para cerrar esta saga mítica.
Finalmente, un total 4.050 unidades fueron las motos que se vendieron a lo largo de los tres años, dividiéndose en 1.050 unidades de la primera serie y 1.500 de cada una de las otras dos. En la actualidad pocas son ya las motocicletas del modelo que podemos encontrar en venta en el mercado.
Hay que tener en cuenta que en su gran mayoría se usaron para competir bajo licencias de distintos equipos y campeonatos y muy pocas fueron destinadas a un uso “doméstico”. Con precios en torno a los 30.000 euros, esta Honda CB 1100 R se podría decir que pasará a la historia como la precursora de las posteriores RC 30 y RC 45, fabricadas años más tarde por los ingenieros de la marca de Hamamatsu.
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J. Rubio
Soy un enamorado del motor en general y de los vehículos clásicos y motocicletas en particular. Dedicado al mundo de la automoción desde hace unos años, disfruto probando toda clase de vehículos y escribiendo mis impresiones y experiencias sobre ellos.La moto deportiva mas bonita de su época, por lejos, y aun a día de hoy hermosa…!!