La Honda FT 500 Ascot nació a comienzos de la década de los 80 con el objetivo de ofrecer una moto polivalente y asequible dentro del segmento de cilindrada media. No es un modelo muy conocido en Europa, pues su concepción tenía el punto de mira puesto en el mercado norteamericano. De hecho, las siglas “FT” corresponden a “Flat Track” y “Ascot” es el nombre de la extinta pista de esta disciplina en California.
El motor era el mismo bloque de un solo cilindro y 498 cm3 que ya había sido estrenado previamente en las Honda XR/XL 500 de 1979, aunque debidamente actualizado con cuatro válvulas y contrapesos que ayudaban a reducir las típicas vibraciones de estas mecánicas. La firma del ala dorada también la equipó con un sistema de arranque eléctrico y eliminó el pedal de arranque, algo que a la larga causaba algunos problemas de encendido.
El proceso de arranque de la Honda FT 500 Ascot era un tanto peculiar. En el proceso, un solenoide que actúa a través de una leva de bloqueo sujeta el piñón y su embrague unidireccional. El solenoide permanece acoplado siempre que se presione el botón de arranque. Si no se hace así, el piñón no se engranaría para que se desacoplase en el momento que el pistón ganase velocidad en el recorrido de compresión.
Las salidas de escape dobles proporcionaban un toque vintage agradable a la vista, siendo esta característica lo más de lo más en la década de los 30. Los amortiguadores traseros tenían cinco ajustes de precarga, pero no eran las mejores unidades disponibles en ese momento en la compañía, lo que llevó a algunos probadores de la época a sugerir que no eran tan buenos como podrían haber sido. Aun así, la mayoría de ellos quedaron impresionados con la moto.
La Honda FT 500 Ascot destacaba por una aceleración suave y una respuesta nítida del acelerador, así como una nota de escape con carácter. El embrague era fácil de manejar, con un agarre ligero, pero que a diferencia de otras monocilíndricas de antaño, donde la fuerza estaba a bajas revoluciones, en la FT 500 Ascot realmente comenzaba a notarse la energía al acercarse a las 3.000 RPM.
Tanto la curva de potencia como de par eran muy lineales, buscando la progresividad por encima de las prestaciones puras. Su potencia máxima declarada era de 34,5 CV a 6.500 RPM y 41 Nm a 5.000 RPM. Una prueba en el dinamómetro de la revista Cycle durante su prueba de junio de 1982 arrojó una potencia más baja y, probablemente, más precisa: 27,8 CV. Con apenas 180 kilos de masa en seco, podía alcanzar los 150 km/h con un consumo medio inferior a los 5 l/100 km.
En situaciones donde se requería un peso ligero y una buena distancia al suelo en ángulos de inclinación extremos, la Honda FT 500 Ascot brillaba. Era una moto que sobresalía en las carreteras de montaña, con giros muy cerrados. Sin embargo, los asientos no eran especialmente cómodos para los conductores más altos y era agotadora de conducir a velocidades de autopista durante largos intervalos de tiempo.
Una mirada al cuadro de instrumentos refuerza el ideal de que esta motocicleta buscaba alejarse de la complejidad. No hay indicador del nivel de combustible, ni voltímetro, ni indicador de posición de marcha ni una sencilla pantalla de cristal líquido que muestre algún tipo de información. Hay lo justo y necesario para poder conducirla: un velocímetro, un tacómetro, algunas lucecitas para comprobar que todo está en orden y los interruptores de luces a mano.
De acuerdo con la prueba de la revista Cycle, con algo más de potencia y mejor suspensión en el eje posterior, la Honda FT 500 Ascot podría ser la mejor naked de medio litro por lo que costaba: 2.195 dólares en 1982, unos 6.000 dólares de hoy, que serían el equivalente a unos 5.400 euros. Desafortunadamente, aunque la FT 500 Ascot era una moto excelente para el día a día y las escapadas del fin de semana, apareció en el mercado en un mal momento. En 1983 fue sustituida por la VT 500 Ascot (con motor bicilíndrico) y, un año después, murió el nombre Ascot.
Luis Blázquez
Aficionado al mundo del motor desde que fui concebido. Aprendí a leer con revistas de coches y, desde entonces, soy un completo enamorado de la gasolina. Como no se nace sabiendo todo, cada día es importante aprender algo nuevo y así ampliar los conocimientos. Este mundillo tiene mucho que ofrecer, al igual que un servidor a vosotros los lectores.COMENTARIOS