En términos históricos, 1903 fue un año especialmente importante para el transporte. No en vano, Henry Ford creó su primer automóvil. Por cierto, una creación completamente inesperada para el que habría de ser la piedra angular del automovilismo masivo. Y es que, el Ford 999 era una verdadera bestia con un motor de 18 litros para disputar carreras sobre el hielo. ¿Quién diría esto viniendo de quien habría de diseñar el Model T? Además, en aquel mismo año Harley-Davidson fabricaba su primera motocicleta de carreras. Una historia que, como bien sabemos los aficionados a las dos ruedas, llegaría incluso a tener ecos en el Mundial con Aermacchi de por medio.

Y por cierto, ya que hablamos de aviación – Aermacchi se dedicó al sector aeronáutico aunque finalmente su división motociclista cayera bajo el control de Harley-Davidson – no está de más recordar cómo en 1903 echaron a volar los hermanos Wright para inspiración de otros pioneros del aire como Gabriel Voisin en Francia. A la sazón, diseñador del Biscúter años más tarde. Aquel microcoche tan unido a la historia de Barcelona. No obstante, aparte de todas estas referencias históricas de primer orden en aquel año también echó a andar la producción de motocicletas por parte de la sueca Husqvarna.

Y sí, especificamos la producción de este tipo de vehículos pues, no en vano, los verdaderos orígenes de esta empresa se encuentran en 1689. Año en el que empezó a servir como armera al ejército de su país, destacando especialmente en todo lo referido a la fabricación de mosquetes y otros elementos de artillería ligera. Es más, aunque Husqvarna entró al imaginario colectivo del motociclismo como una de las mejores marcas en el mundo del Off-Road, su pasado armamentístico estuvo presente durante todos los años en los que su insignia representaba el cañón de una pistola. En fin, una historia al nivel de los molinillos de café con los Peugeot empezó a cuadrar sus cuentas allá por 1810.

Los inicios de esta empresa se han de buscar en el siglo XVII. No obstante, la actividad armera pasó de forma natural a ser motociclista desde 1903. No en vano, esto mismo es lo que habría de pasar con la británica BSA y otras marcas con experiencia en el metal gracias al armamento. En España, sólo hay que echar un ojo a la historia del País Vasco para tener también ejemplos sobre ello

Husqvarna Model 18 V-Twin, la necesidad de acudir a las carreras

Tras siglos sirviendo al estado sueco, cuando Husqvarna empezó a enfocar su actividad en el sector de las motocicletas siguió teniendo a éste como cliente principal. Así las cosas, y al igual que ocurriera en España con Sanglas desde los cuarenta hasta los setenta, Husqvarna fue proveedora de motocicletas para el parque móvil tanto en referencia al ejército como a los ministerios o la policía. De esta forma, a finales de los años diez las nuevas exigencias de tan importante cliente hicieron que la marca tuviera que actualizar sus motores.

Gracias a ello, de unos escuetos monocilíndricos pasó en 1918 a contar en su oferta con unos bicilíndricos de medio litro y cuatro tiempos. Sin duda, una buena base de cara a participar en las carreras de la época. Algo esencial para asentar el prestigio de cualquier marca. De hecho, incluso la muy conservadora Rover – definida por monturas fiables y tranquilas – lanzó en 1913 su 500 TT. Un modelo de competición que, a la sazón, logró la victoria por equipos en el Senior TT de la Isla de Man tras colocar tres unidades entre las treinta primeras posiciones.

Llegados a este punto, durante la década de los veinte Husqvarna se lanzó a las carreras afinando sus motores con cuatro tiempos y dos cilindros. Es más, en este sentido la Model 18 V-Twin es una excelente muestra. Con prestaciones a la altura de las mostradas por las Indian Scout o las Harley-Davidson Model J – sin contar con las británicas BSA V-Twin – esta montura incidía en la ligereza junto a su apuesta por la potencia gracias a los 15 CV entregados por su motor con 550 centímetros cúbicos.

En aquellos años, con una motocicleta como ésta se podía ir al TT de la Isla de Man al tiempo que también se podía entrar a competir en carreras Off-Road como los Seis Días de Escocia

Todo ello con el característico arranque a patada y una transmisión con cuatro velocidades. En fin, no hay duda sobre lo apta que la Husqvarna Model 18 V-Twin podía ser para las carreras de la época. De hecho, personalmente nos resulta imposible – será por las actuaciones posteriores de la marca sueca en el Cross – no imaginar a este modelo surcando las pistas del Scottish Six Days Trial. La prueba celebrada desde 1909 y que, más aún en aquellos años seminales, representaba toda una ruta de valientes. No obstante, los rigores económicos impuestos tras el Crack de 1929 hicieron que Husqvarna se retirase de la competición. Es más, incluso dejó a un lado – temporalmente – sus característicos motores de cuatro tiempos en pos de los más económicos de dos. Eso si, gracias a diseños como el de la Model 18 V-Twin la marca ya era consciente sobre la importancia de las carreras. Algo que, como sabemos, sólo dejó a un lado hasta que pudo volver por todo lo alto.

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