La Hyosung GT 650 Ri fue un intento de la firma asiática de ofrecer un modelo con pretensiones muy deportivas, a precio de derribo y con una serie de características que hacían del modelo una opción muy interesante para muchos usuarios. De hecho, si hoy día volviera al mercado con el mismo planteamiento, estaría perfectamente en línea con las tendencias actuales y podría ser un éxito de ventas.

Que haya muchas motos chinas o coreanas en el mercado puede parecer algo “de ahora”, que ha empezado a ocurrir hace poco, pero en realidad, las motos chinas llevan tiempo entre nosotros, aunque no han contado con la popularidad que tienen ahora hasta hace relativamente poco. También es cierto que antes no tenían ni la calidad ni el planteamiento actual, que cuadra bastante con los gustos europeos.

Antes, solo Hyosung logró poner en circulación algunos modelos realmente interesantes, muy en línea con las tendencias actuales. Motos como la GT 650 Ri, una deportiva que, por planteamiento, encajaría muy bien en el segmento A2 actual e incluso podría tener bastante éxito, pues por estética, por prestaciones e incluso por conducción, ofrecía un conjunto bastante equilibrado para el precio que tenía en el mercado.

La Hyosung GT 650 Ri era la versión deportiva de la familia GT650, con carenado completo, estriberas altas, semimanillares por debajo de la tija… Aunque el resto era compartido, por ejemplo, con la GT650 “a secas”, que venía a ser la misma moto pero con un semicarenado y los manillares en una posición más benévola. La presencia que tenía en la carretera era bastante buena, no era ni grande ni pequeña y por líneas no se notaba que fuera una moto de origen coreano. Podía pasar por un modelo japonés sin mayores problemas.

Obviamente, el precio, notablemente contenido –por debajo de los 5.000 euros– se apreciaba en algunas cosas. Por ejemplo, el motor sonaba y vibraba más que en cualquier moto de la competencia, la respuesta al acelerador era un poco abrupta –sobre todo en frío– y la inyección, estrenada en la GT 650 Ri de 2009, le faltaba cierta puesta a punto. Pero claro, quien algo quiere, algo le cuesta. Los precios contenidos tienen sus inconvenientes, nada es gratis y para reducir costes, hay que sacrificar algunas cosas.

Técnicamente no había complicaciones. El chasis se fabricaba con acero, la horquilla, invertida con regulación y barras de 41 milímetros. El amortiguador trasero se podía regular en precarga y los frenos eran de anclaje convencional –con pinzas delanteras de cuatro pistones–. Con respecto al motor, era un dos cilindros en V con refrigeración líquida y 647 centímetros cúbicos, cuatro válvulas por cilindro e inyección, que rendía 80 CV a 9.000 revoluciones y 68 Nm a 7.500 revoluciones. Podía rondar los 200 km/h de velocidad máxima y según cuenta algunos usuarios, era capaz de aguantar cualquier maltrato.

Según la revista Motociclismo, la Hyosung GT 650 Ri no estaba al nivel de las rivales japonesas, era menos “armoniosa” y resulta fácil llegar al límite de algunos componentes como la suspensión delantera o los frenos, al tiempo que el motor se mostraba menos refinado y lineal que sus rivales. Pero claro, costaba un 30% menos, y eso es mucha diferencia. La suficiente como para aceptar esas limitaciones como algo lógico, siempre teniendo el precio como referencia.